Pliegues y texturas, Sesión 2
Ejercicio terminado |
En la sesión anterior te
propuse este modelo de telas y texturas y dejamos preparado el soporte con los
colores correspondientes. (Si te lo perdiste, puedes revisarlo aquí.)
Así lo dejamos en la sesión anterior |
Conviene empezar de
detrás hacia adelante. Sobre mi bufanda roja están superpuestas todas las demás
telas, así que vamos a empezar por ella. Es una tela sin brillo ni texturas
complicadas; en este modelo cumple con la función de aportar un color cálido y
brillante.
Los pliegues de esta tela
no son muy complicados de trabajar. Lo único que tienes que tener en cuenta al
pintar pliegues, la regla de oro, es que la pincelada debe ser siempre
transversal al eje, es decir: si tienes un pliegue que va de arriba hacia
abajo, como los de las cortinas, la pincelada debe de ser horizontal y curva.
Así es como logramos mostrar el volumen. Sí, en cada uno de ellos. Si
estuvieses pintando las arrugas de un rostro también deberías hacer lo mismo.
Entonces, marcamos los
pliegues de la bufanda roja con sus sombras. Aquí vamos a utilizar para ellas
una mezcla de rojo y negro. Conviene que llevemos el color un poco más allá de
las líneas, hacia la tela negra. Para estas sombras conviene usar la técnica
del pincel seco: tomas un pincel limpio y seco, recoges la pintura que vas a
usar, le sacas el excedente con papel de cocina o un paño y lo aplicas sobre la
pintura. En este caso el rojo está todavía húmedo y se fundirá. En la zona de
encuentro de la tela negra y el terciopelo conviene ahora marcar las sombras
proyectadas de estas telas sobre el rojo.
Bufanda roja |
¿Con qué seguimos? El
chal de terciopelo va por sobre la tela negra: es mejor continuar con ésta.
Tenemos que controlar muy bien el valor de esta tela: vamos a usar un gris
medio y luego marcamos las sombras de cada pliegue con negro puro, siempre con
pinceladas transversales al eje y difuminando con un pincel suave o con el
dedo.
Tela negra |
Nos toca ahora seguir con
el encaje. La parte más externa, hacia la derecha, está sobre la tela negra, así
que esta porción tendremos que pintarla con negro puro. El resto del chal de
encaje, con una base en gris claro.
Base para el chal de encaje |
El terciopelo, sea del
color que sea (verde, azul, negro, rojo…) lleva sombras negras. Vamos a aplicar
un carmín con negro como base, pero buscando siempre el tono medio. Las sombras
y las líneas de los pliegues las marcaremos con negro. Para lograr la textura y
el brillo del terciopelo no arrastres del todo la pintura de la capa base; la
idea es que se vean esos colores.
Terciopelo |
Volvemos a la tela negra.
Reforzaremos las sombras más oscuras con negro. Y seguimos ahora con el brillo:
vamos modelando las luces de cada pliegue y recuerda que no deben de ser en
blanco puro. La luz del cuadro está en el encaje de la derecha y en el pliegue
central del chal de terciopelo. Más tarde podremos retocar estos detalles
cuando el ejercicio esté terminado y tengamos una visión de conjunto.
El paño rojo no lo tocaremos; quizás tengamos
que corregirle algo cuando tengamos todo listo.
Para seguir con el
encaje, hay que esperar a que la base gris esté seca. Entonces, con blanco puro
dibuja someramente el motivo. No te detengas mucho en la representación fiel
del diseño de la tela: sugiérelo y nada más. Lo único que tienes que tener en
cuenta aquí es que el dibujo debe seguir la curvatura del pliegue y que las
porciones libres, o sea, los calados también sean coherentes. Como es una tela
con relieve, el borde debe mostrar esos altibajos entre tejido y calado.
Ahora tenemos que aplicar
las sombras para darle volumen a esta tela. Podemos esperar a que se seque y
pintar una veladura con gris, o bien trabajar directamente con gris mientras
esté húmedo. Yo prefiero esto último: voy modelando con el gris las sombras y
luego retoco el diseño con blanco puro y algunos de los calados.
Ya tenemos el valor más
alto del cuadro y el más bajo, las sombras negras. Lo dejamos secar para
dedicarnos más tarde a la textura del terciopelo.
Aquí vamos a usar la
técnica del pincel seco de nuevo. Usaremos carmín y negro para las zonas más oscuras
y profundas de esta tela. Toma un pincel más bien delgado y si no está en buen
estado, mejor. La idea es hacer pinceladas cruzadas o puntitos con pintura sin
diluyente y dejando ver la superficie. Vuelvo a exagerar las sombras de la tela
negra, siempre teniendo en cuenta los valores del modelo.
Seguimos con las luces
del terciopelo. Puedes usar carmín, blanco y rojo, o rojo y naranja o
directamente naranja. Busca tu color más brillante. Hacemos lo mismo que antes:
técnica del pincel seco. En los bordes del chal conviene aplicar primero una
línea negra, como sombra del dobladillo y luego pintar justo al lado una línea
de luz.
Es el momento de
controlar los valores. El más alto es el del encaje y le sigue el pliegue
central del terciopelo. En mi ejercicio conviene que corrija las luces de la
tela negra y exagerar las zonas oscuras del terciopelo (con negro, carmín y
rojo).
Ejercicio terminado |
¿Qué te pareció este
ejercicio? Puedes probar con cualquier tipo de telas, de colores y jugar con
distintos tipos de pliegues…
¡No te olvides de limpiar
la paleta y tus pinceles!
Hoy aprendiste:
-
a pintar pliegues,
-
a controlar la valorización
-y
a representar la textura del encaje y del terciopelo.
Bibliografía
DOERNER, Max: Malmaterial und seine Verwendung im Bilde,
1985
MAYER, Ralph: The artist’s handbook of materials and
techniques, 1991
©2022
Cristina del Rosso
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