Rosas de mi jardín, Sesión 2
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Ejercicio terminado |
En la sesión anterior te
propuse pintar este ramo de rosas. Te hablé de la importancia de la
valorización y dejamos preparado nuestro ejercicio para la próxima etapa.
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Así lo dejamos en la sesión anterior |
Habíamos dicho que el
foco de atención de este modelo tiene que ser la rosa más grande y más clara.
Por eso, vamos a trabajar el ramo de manera concéntrica, es decir: primero las
rosas fucsias, a la izquierda y de abajo hacia arriba y luego, hacia la derecha.
Pasaremos a la amarilla y, al final, nos dedicaremos especialmente a la rosa
más clara.
Para este color fucsia preparamos
una mezcla con carmín, una pizca de azul y de blanco. Para las zonas más
oscuras: negro o tierra sombra tostada. La de más abajo, a la izquierda, es un
poco más clara que las otras, pues está enfrentada al foco de luz. El tono de
la del medio es un tanto más intenso; la de más arriba conviene fundirla con el
fondo.
Como te decía en la
sesión anterior, cuando pintas un ramo tienes que tomar en cuenta el volumen
del ramo y el de cada flor en particular.
Ahora, con un pincel de buena punta vamos a ir detallando las sombras de
los pétalos y las que ellos proyectan en su entorno. Usaremos un carmín casi
puro: marcas la posición de cada pétalo. Una vez que tienes delimitadas las
sombras, ubicas las luces con carmín y blanco. Difuminas en algunas partes; en otras, deja líneas. Si bien pintamos cada pétalo no hay que perder de vista
el efecto de conjunto. Sólo debe dar la impresión de que están allí y que
colaboran con la apariencia general de la rosa más grande.
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Empezamos con las rosas de color fucsia |
Trabajamos ahora el resto de
las flores del ramo. Si te cuesta entender las formas, puedes voltear tu soporte para que
te sea más fácil reproducirlas.
En el mismo tono pintamos los pimpollos de la derecha y otras, ya un tanto marchitas, un poco más
oscuras y con pinceladas sueltas, sin marcar detalles. Retocamos un poco el
fondo en la zona derecha arriba con la mezcla que usamos para las sombras.
Difuminamos los pimpollos.
Seguimos
con la rosa amarilla con una mezcla de amarillo, ocre y tierra sombra tostada.
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Rosas de la derecha, rosa amarilla y fondo |
Ahora trabajamos la rosa más clara y más grande con una mezcla de blanco, carmín y una pizca de azul. Marcamos las sombras en cada pétalo; trabajamos desde el centro hacia afuera. Estoy usando el canto del pincel, tomándolo de manera vertical. Difuminamos.
Los tallos se deben pintar sobre seco.
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Vamos al florero. Revisa
las zonas de luz y de sombra del florero en sí y las que proyectan las hojas
sobre él. Usaremos una mezcla de blanco, tierra sombra tostada y azul y la
aplicamos siempre recordando la estructura que dibujamos al principio:
primero, un círculo y luego la parte superior. Para saber si has respetado la simetría,
puedes voltear tu cuadrito: te darás cuenta enseguida de dónde están los
errores (si es que los hay). Ten cuidado de que, aunque este florero es una de
las partes más luminosas del cuadro, en este momento no debes pintarlo con blanco puro.
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Florero |
Oscurecemos el fondo del
lado derecho. Las rosas de ese lado desaparecen en la oscuridad. Ahora nos
dedicaremos al lado más luminoso: preferí aumentar la claridad en la zona
izquierda, arriba.
Para la base aplicamos la
misma mezcla del fondo, siempre pensando de qué lado viene la luz y sólo
sugiriendo una línea de apoyo.
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Fondo |
Conviene que dejemos secar nuestro trabajo en esta etapa. Al día siguiente retocamos las rosas, los pimpollos y las
hojas. Ahora es el momento de pintar los tallos. Recuerda que también éstos
tienen zonas de luz y de sombra.
Vamos a hacerle una
veladura a la jarra con el verde muy diluído con médium o aceite (te expliqué
cómo hacerla aquí). Lo mismo haremos con las rosas, atendiendo a las sombras
que proyectan unas sobre otras.
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Tallos y hojas |
Retocaremos la rosa
grande con una veladura de tierra sombra, azul y un poco de carmín, del lado de
la derecha. No hay que exagerar. Si te pasas, puedes retirar el exceso de
pintura con papel de cocina o un paño de algodón. Lo mismo hacemos con las
rosas marde la derecha.
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Aplicamos una veladura |
¿Hay algo que corregir?
Si ves algún error, éste es el momento.
Volvemos a trabajar el
florero. Tiene que tener el mismo nivel de luminosidad que la rosa grande. Aplicamos
blanco, con mucho cuidado, sin perder las formas o las zonas de sombra. (Puedes
ir sacándole fotos a cada una de estas etapas, pasarlas a blanco/negro e ir
controlando si la valorización de tu trabajo concuerda con la del modelo.)
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Florero |
Mientras la pintura esté
húmeda puedes dibujar el diseño del florero con azul. Ten cuidado: estás
pintando un ramo de flores, no un jarrón. No puede ser el protagonista. El lado
derecho lo dejamos en sombras, sugerido.
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Ejercicio terminado |
Y ya tenemos listo
nuestro cuadrito de rosas de primavera. Si ves que los colores al secarse han
perdido intensidad, puedes volver a retocarlos.
¿Qué tal te resultó este
ejercicio? ¿Tuviste muchas dudas? ¿Necesitas ayuda? No dudes en consultarme, me
encantará darte una mano.
Hoy aprendiste:
-
a pintar un ramo,
-a
pintar rosas
-
a utilizar la valorización
-
y las veladuras.
Bibliografía
DOERNER, Max: Malmaterial und seine Verwendung im Bilde,
1985
SMITH. Stan: Anatomía,
Perspectiva, Composición para el artista, 1996
MAYER, Ralph: The artist’s handbook of materials and
techniques, 1991
©2021 Cristina del Rosso
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