COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA COPIA DE LA MADONNA EL SACCO DE ANDREA DEL SARTO
- Obra: Copia de La Madonna del Sacco de Andrea del Sarto
- Autor/a o Autores: Irene Anna Duclos Parenti
- Cronología: 1779
- Estilo: Manierista
- Técnica/s: Óleo
- Soporte: Tela
- Ubicación: Galleria dell'Accademia, Florencia
El devenir de la obra que me
gustaría desentrañar en este breve escrito disparó varios puntos interesantes e
íntimamente relacionados con una idea preconcebida sobre el arte, la obra y el
artista de los que aún hoy, a pesar de todo lo ya visto y experimentado en este
dominio, cuesta desligarse. Intentaré señalar aquellas aristas que visibilizan
algunas de las problemáticas a medida que se desarrolle el relato.
La obra en cuestión es La Madonna del Sacco de Irene Anna
Duclos Parenti de 1779, el original es de un pintor florentino ubicable en el
periodo manierista, Andrea del Sarto. Es un fresco que realizó para el claustro
de La Basilica della Santissima Annunziata de Florencia en 1525 donde puede
verse a La Virgen con El Nino sentados y un joven José en el costado izquierdo
sobre un saco leyendo un libro. Como sucede en general con los frescos, de no
contar con la correcta manutención, se deterioran, y este no fue una excepción.
Durante el siglo XVIII y ya entrado
el siglo XIX este y otros frescos italianos comenzaron a tener mayor
repercusión en el mundo del arte, pero en el caso de La Madonna del Sacco hubo un aspecto particular. Contemporáneamente
a la restauración de los frescos realizados por del Sarto comenzaba la
restauración de una copia de la misma pintura en óleo realizada por Irene Anna
Duclos Parenti. Duclos nace y muere en Florencia (1754-1795) y en sus inicios
fue formada por su padre. Cuenta la
leyenda que el Director de la Galería Uffizi de 1779 vio a la artista
directamente copiar el fresco de Andrea del Sarto (sin restaurar aun). Cuando
en el siglo XIX se hacen los estudios de restauración sobre ambas obras se
demuestra una perfecta correlación entre la copia y el original en términos de
tamaño y detalle. Sin embargo, esta pintora no llega hasta nuestros días con el
mismo prestigio o renombre que del Sarto por al menos dos motivos: su condición
de mujer y el haber sido una copista.
Hubo un momento en la historia de la
cultura occidental donde el concepto de ‘‘pieza original’’ sea pintura,
literatura, dramaturgia, cine, o hasta una receta de cocina, comenzó a tener un
peso y una sobrevaloración excepcional. En la época en la que Duclos estaba
activa, las copias de célebres obras de arte estaban en apogeo, si no es que no
lo estuvieron siempre. Es decir ¿Acaso los romanos no ‘‘copiaron’’ a los griegos? ¿Acaso
Shakespeare no utilizó textos que no eran de su autoría para conformar sus
dramaturgias? ¿Acaso
no fueron orales los relatos de Las mil y
una noches que se pasaron de generación en generación sin saber como
terminaron ensamblandose?. Como verán esta idea de la preponderancia del
original sobre la copia sigue muy arraigada en nuestro imaginario aunque no
sepamos bien cuál es o dónde está ‘‘el original’’ de estas creaciones. En este
sentido, de ningún modo intento decir que no existen ideas originales, lo que
intento poner sobre la mesa es que la forma de crear y de imaginar está
profundamente enraizada en aquello que ya conocemos y sobre todo en aquello que
disfrutamos, que nos da placer y queremos volver a revivir. Por eso, no tiene
ningún sentido aferrarnos a la idea de ‘‘pieza original’’ ni mucho menos a la
casi orgánica adjudicación de un valor superior a ese objeto solo por ser
considerado único. Existen muchos ejemplos en donde artistas cuestionaron estas
ideas. Los considerados grandes artistas de la historia aprendieron copiando,
la copia, la apropiación, reinterpretación o intervención es, en muchos casos,
mostrar respeto y celebrar a creadores y creadoras anteriores.
En el caso de Duclos, su trabajo de
copista estaba verdaderamente legitimado, tanto así que desde 1775 trabajó como
copista oficial de la Galería Uffizi. Muchos de los clientes eran aristócratas
intelectuales extranjeros que estaban realizando el Grand Tour y querían
llevarse souvenirs de las obras que más habían disfrutado. Allí estaba Irene,
junto a otras mujeres copistas por supuesto. Prueba de esto es el registro de
solicitudes de ‘‘permisos para copiar’’ por parte de Duclos a diferentes
galerías. En estos archivos se hacen explícitos, por un lado, los gustos de los
clientes, coleccionistas y comerciantes de arte de esa época y por otro, los
vínculos de Duclos con otras artistas mujeres. Irene era de hecho una poetisa
que formaba parte de la Academia de Literatura de Roma (Accademia
dell'Arcadia). Escribiendo bajo el pseudónimo Lincasta Ericina publicó una Rima
anacreóntica. En 1783 Duclos también se convierte en miembro de La Academia del
Diseño (luego Academia de Bellas Artes) y de La Academia de San Luca en
Roma.
A modo de reflexión final me
gustaría destacar que más allá de nombrar y destacar artistas mujeres, las
investigaciones con perspectiva de género ayudan a ir derribando poco a poco
muros enceguecedores y limitantes a la hora de pensar la cultura y su
desarrollo. Investigando sobre Duclos se hacen visibles numerosas redes en
donde mujeres artistas participaban activamente de círculos dinámicos de
producción, colección, crítica e intercambio de obras y que por motivos hoy
conocidos fueron silenciadas de nuestra historia del arte. En este aspecto
resulta pertinente destacar el trabajo de la organización americana sin fines
de lucro Advancing Women Artists Foundation (AWA) que tienen como objetivo
principal identificar y restaurar obras de artistas florentinas en museos,
iglesias y depósitos de arte. Fue de hecho la fundadora de esta asociación, la
Dra. Jane Fortune bien apodada ‘‘Indiana Jane’’ quien promovió la restauración
de la copia de La Madonna del Sacco
por Duclos.
A modo de coda, quizás les guste saber que a Irene también la encontramos representada como pintora en dos autorretratos ahora localizados hoy en el depósito de los Uffizi.
Romina Panelo
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