COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL PAZO DE LOURIZÁN
- Obra: Pazo de Lourizán
- Autor: Jenaro de la Fuente
- Cronología: 1893-1909
- Estilo: Ecléctico – modernismo y clasicismo francés
- Material o Materiales: Granito, madera, vidrio y cemento
- Ubicación: Parroquia de San Andrés de Lourizán, Pontevedra
CONTEXTO
HISTÓRICO
El
Pazo de Lourizán es un inmueble con un gran interés histórico-artístico y
arquitectónico, situado a las afueras de la ciudad de Pontevedra. Los primeros
vestigios históricos que encontramos en la zona son numerosos restos
arqueológicos de asentamientos castreños, aunque también se encuentran
diferentes objetos de la época romana, entre ellos dos aras completas y un
trozo de otra, todas de granito. Esta es la razón principal por la cual el
cardenal Jerónimo del Hoyo, en 1606, pone de manifiesto una hipótesis en la que
dice que pudo haber un asentamiento romano en Lourizán, aunque no hay indicios
suficientes para sostener esta postura. Sin embargo, el primer dato documental
que tenemos ya de la parroquia como tal es de mucho más tarde, concretamente
del 3 de noviembre de 1320.
Ya
en el siglo XV, el señorío de Lourizán estaba en manos de la familia
Montenegro, pero con las Revueltas Irmandiñas se lo arrebata Pedro Madruga,
aunque cuando este cae, vuelve a sus anteriores propietarios. Dos siglos
después, en 1607, los datos recogen que la parroquia de San Andrés de Lourizán
sigue siendo muy pequeña, teniendo solo 40 feligreses. En 1753, en el Catastro
del Marqués de la Ensenada, se enumeran los bienes propiedad del Marqués de la
Sierra en esta parroquia, entre los que aparecen una casa de campo, una finca
en el Monte do Sino, otra en Porto dos Bois, y otras muchas propiedades, en su
mayoría aforadas a los vecinos. Al mismo tiempo, el tercer Marqués de Castelar,
Ramón Patiño, hereda de su madre el marquesado de la Sierra y una finca en
Lourizán, la llamada Granja de la Sierra. En 1791 adquiere esta propiedad
Francisco Genaro Ángel, que cuando muere se la deja a su sobrino, Lorenzo
Lozano de Ríos, aunque no puede mantenerla, así que decide subastarla
públicamente, y queda en manos del Sr. Marco, tal y como se recoge en la
documentación, hasta que este muere y la hereda el Sr. Pulgar.
Tras
el fallecimiento del último propietario, hay una indefinición de la Granja de
la Sierra, y en medio de los problemas que tenían los herederos, aparece
Eugenio Montero Ríos, un abogado santiagués especializado en problemas de
foros, que el 26 de agosto de 1876 establece un arrendamiento sobre la propiedad,
la cual comprará el 16 de mayo de 1879. Además, también había adquirido una
propiedad colindante, perteneciente a la marquesa de Astorga, que incluía la
Granja de Blanco y la Isla de Tambo, y posteriormente se hará con el Monte do
Rodo y con una gran cantidad de fincas pequeñas de los alrededores, que le
permitirán llegar a las 52 hectáreas de terreno. En ese momento, el predio
estaba muy cerca de la ría, incluso contaba con su propio embarcadero, hasta
que los rellenos para la edificación de carreteras y de la fábrica de celulosa
hicieron desaparecer las marismas y la playa de la ensenada de Lourizán.
Tras
la muerte en 1914 de Montero Ríos, heredan la propiedad sus cinco hijos, cuatro
de los cuales deciden vender sus partes a la Caja de Ahorros Provincial. Después
de esto, la finca de Lourizán queda sin utilidad hasta 1943, cuando la
Diputación de Pontevedra la compra por casi 2 millones de pesetas para la
creación de un Centro Regional de Enseñanzas e Investigaciones y Experiencias
Forestales, que en 1984 pasa a ser parte de la Xunta de Galicia, y que aún se
encuentra ahí hoy en día.
ANÁLISIS
FORMAL
En
cuanto al interés artístico, no se sabe exactamente de qué época podría ser el
edificio original, que seguía la tipología típica de los pazos gallegos, pero
aparecen elementos constructivos, como el hórreo y una fuente, datados de
finales del siglo XVIII y principios del XIX, por lo que se puede suponer que
el inmueble sería algo anterior, ya que no tendría sentido llevar a cabo estos
accesorios en una finca desierta. Cuando Montero Ríos lo adquiere, posiblemente
aún tendría un aspecto muy similar al original, de lo cual se tienen vestigios
gracias a un plano que manda hacer en 1887, donde se puede ver un pazo labrego
con unas dimensiones inferiores a las que tiene hoy en día, y que incluiría una
capilla, un corral, cuadras, vivienda para los criados y la casa de los
señores.
Entre
1893 y 1894 se hace la primera gran reforma del pazo, que consiste en crear una
galería de madera en el ala sur, que encerraba la capilla del inmueble y le
daba a la fachada un aspecto mucho más acorde a la época. A pesar de esto, no
se destruye totalmente el edificio original, sino que estas modificaciones se
hacen sobre su basamento, dejando parte de la antigua fachada de granito a la
vista, entre las galerías, la cual se decora con los símbolos de la profesión
de Montero Ríos, un escudo con un libro y una pluma, y en la que se coloca
también la espadaña de la capilla. Además, en este momento también se traslada
la entrada principal al lado sur del pazo.
Sin
embargo, la modificación más importante del Pazo de Lourizán fue que se le
encarga al arquitecto Jenaro de la Fuente en 1909, que cambia el aspecto tanto
exterior como interior del edificio, adaptándolo a un estilo ecléctico, con
influencias del modernismo, del clasicismo y de la arquitectura francesa. Esta
reforma contó con un presupuesto de 20 mil pesetas, y en ella trabajaron
escultores tan importantes como Cerviño, el autor del Cruceiro de Hío. El
aspecto que tiene el pazo exteriormente hoy en día es el resultante de esta
obra, que crea un edificio que se divide en una planta baja y dos pisos
superiores, con la parte central formada por un cuerpo alto entre dos algo más
bajos, pero más echados hacia delante, lo que se aprovecha para encajar una doble
escalinata monumental con una terraza semicircular, que descansa sobre una
gruta artificial. En la segunda planta, las fachadas de las alas laterales
retroceden, dando protagonismo al cuerpo central y permitiendo crear unas
terrazas con balaustradas que se van a decorar con piezas de piedra. Algo
fundamental del inmueble es el acristalamiento y la gran cantidad de vanos y
balcones, que le aportan luminosidad y ligereza. La fachada principal cuenta
con columnas de orden jónico y un frontón, donde se coloca el atributo de la
justicia, el símbolo de la profesión de Montero Ríos, un escudo con un libro y
una pluma. También destaca la cubierta hecha de pizarra, de estilo francés y
con tres torreones en el cuerpo central.
En
cuanto al interior, aún se hace una reforma años después, en 1943, para
convertir el Pazo de Lourizán en una residencia de alumnos, para la cual hace
el diseño el arquitecto Fernández Cochón, y que supuso la pérdida de elementos
artísticos muy importantes, como los de la capilla, que contenía pinturas y
esculturas religiosas.
CURIOSIDADES
Hoy
en día, el Centro de Investigaciones Forestales solamente utiliza algunos
edificios contemporáneos ubicados en la finca del Pazo, pero no el propio
inmueble histórico, que se encuentra en un estado de deterioro muy preocupante.
Por ello, la asociación AMUPO está llevando a cabo los trámites necesarios para
incoar el expediente correspondiente para la declaración del Pazo de Lourizán
como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento. Esto le daría el
máximo grado de protección patrimonial, que traería consigo la restauración que
tanta falta le hace tanto al edificio como a sus inmediaciones. Mientras tanto,
los jardines del pazo se pueden visitar libremente, mientras que el interior
del edificio permanece cerrado, a pesar de contar en el interior con diferentes
elementos de interés histórico artístico, como mobiliario, pinturas y
documentos del siglo XIX.
BIBLIOGRAFÍA
Y WEBGRAFÍA
BARRENCHEGUREN
FERNÁNDEZ, Jorge: Creación e transformación. A última reforma do Pazo de
Lourizán. Quórum: Revista de Artes,
Letras e Ciencias Sociais e Xurídicas, Nº 1, 2018. pp 27-49.
FERNÁNDEZ
DE ANA MAGÁN, Francisco Javier, y ÁLVAREZ FERNÁNDEZ, Dolores: Lourizán: de pazo solariego a Centro de
Investigaciones Forestales. Pontevedra, 1994.
PÉREZ
MOREIRA, Roxelio: Lourizán. Ciencia,
arte, natureza. Santiago de Compostela, 2001.
VÁZQUEZ-REY
FARTO, Ernesto (coord.): Relatorio sobre
a protección do pazo de Lourizán. Pontevedra, 2017.
TURISMO DE GALICIA: https://www.turismo.gal/que-facer/ruta-da-camelia/pazo-de-lourizan?langId=es_ES
[Consulta: 03/12/2019]
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