COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL MOSAICO DE LA IGLESIA DE SAN COSME Y SAN DAMIÁN EN ROMA
FICHA TÉCNICA
- Obra: Mosaico de la iglesia de San Cosme y San Damián en Roma
- Autor/a o Autores: taller romano
- Cronología: durante el papado de Félix IV (526-530)
- Estilo: paleocristiano
- Material o Materiales: teselas policromadas
- Ubicación: Iglesia de San Cosme y San Damián, Foros Romanos, Roma.
CONTEXTO
HISTÓRICO
La
basílica de San Cosme y San Damián ha sido conocida y conservada desde sus
inicios, siendo admirada a lo largo de los siglos por tener uno de los mejores
mosaicos de la ciudad de Roma. El conocido medievalista Krautheimer habla de
ella en su trabajo Perfil de una ciudad, destacando su importancia en una de
las primeras etapas del cristianismo, especialmente en el área del Foro Romano.
Fue consagrada por Félix IV (526-530) como una de las primeras iglesias de la
ciudad, como indica la inscripción del ábside. Nos encontramos en un momento en
el que la Roma clásica se veía amenazada por la invasión de los pueblos godos,
por lo que la Iglesia era la única institución firme y necesitaba mostrar su
poder mediante este tipo de obras. Este afán de grandiosidad por parte del
papa, unido a la notable calidad de los artistas que trabajaron en ella, hacen
que el mosaico del ábside sea de gran riqueza, algo extraordinario en la Roma
de los primeros momentos de la Edad Media.
En
esta iglesia se utiliza parte de dos edificios previos romanos. El primero de
ellos es el Templo de la Paz de Vespasiano (69-79), construido durante el
gobierno de Vespasiano para conmemorar el saqueo de Jerusalén durante las
guerras judío-romanas. El otro es el conocido durante la Edad Media como “Tempio
di Divo Romulo”, ya que se creía que estaba dedicado a Valerius Romulus, hijo
de Majencio. Sin embargo, estudios recientes tienden a mostrar que era un
edificio constantiniano dedicado a los dioses Penates. La parte circular del
templo se utilizó para la iglesia.
La
reutilización de estos espacios tiene un gran significado y muestra cómo se establece
la cristianización en Roma. Además, numerosos estudios han hablado de una búsqueda
de continuidad con la tradición antigua. A lo largo de los siglos esta zona de
los Foros ha sido un área médica y de hospitales, por lo que la advocación a estos
dos santos médicos sirios, Cosme y Damián, estaría más que justificada. Otro
aspecto importante es que en el Templo de Vespasiano estaba el Tesoro del “Tempio
di Gerusalemme”, más tarde robado por vándalos, pero en cuyo recuerdo Félix IV podría
haber decidido levantar aquí una iglesia. Todas estas ideas son complementarias
y nos muestran el complejo ambiente político, religiosos y social en el que se
encuentra Roma en este período.
En
1632 el papa Urbano VIII ordenó la restauración y redecoración de la basílica.
Las obras, proyectadas por Orazio Torriani y dirigidas por Luigi Arrigucci,
elevaron el nivel del suelo siete metros para evitar la infiltración de agua.
Además, se agregó un claustro. El antiguo suelo de la basílica todavía es visible
hoy mediante un cristal en la parte trasera del templo. El nuevo plan de la
basílica siguió las normas de la Contrarreforma: una sola nave, con tres
capillas a cada lado, y el gran ábside del siglo V. En 1947, las restauraciones
de los Foros Imperiales dieron una nueva estructura a la Iglesia. La antigua
puerta del Templo de Rómulo lleva hoy en día a un espacio musealizado, y para
acceder al templo cristiano se hace mediante en claustro por la Via dei Forii
Imperiali.
ANÁLISIS
ICONOGRÁFICO
En
el mosaico del ábside podemos encontrar dos registros. En el superior el fondo
es azul y podemos ver siete figuras: Cristo en las nubes, con Pedro y Pablo
presentando a los santos médicos, y en los extremos San Teodoro y Félix IV como
patrón. En el registro inferior hay doce corderos saliendo de las dos ciudades
sagradas y yendo al centro hacia el Agnus Dei. El tema es una teofanía
(aparición o manifestación de Dios) en un contexto paradisíaco, pero se puede
leer de dos formas: como la Parusía (segunda llegada de Cristo), que es un tema
apocalíptico; o como la resurrección (Cristo ascendiendo a los cielos), un tema
de pasión.
Algunos
expertos han ligado esta representación con otros ejemplos que se habrían
tomado como prototipo, ya que este esquema de Cristo flanqueado por San Pedro y
San Pablo (llamado Traditio Legis) se repite constantemente en los mosaicos de
la ciudad (Santa Costanza, Sant’Andrea in Catabarbara, etc.). Se ha barajado
que este modelo común pudiera ser el mosaico original de la basílica
paleocristiana de San Pedro. Sin embargo, no lo conservamos hoy en día, por lo
que sólo podemos hablar de hipótesis.
En
el arco absidal encontramos una escena diferente: en el centro hay un trono
decorado con piedras preciosas, con un cordero y una cruz de oro. Alrededor hay
siete candelabros, cuatro ángeles y el águila y el hombre del Tetramorfos.
Debajo, a ambos lados, encontramos manos veladas que levantan coronas. Es
importante tener en cuenta que la composición se alteró en el siglo XVII con
Urbano VIII: las manos pertenecían a los 24 Ancianos del apocalipsis y había
cuatro evangelistas. Sabemos esto porque en Santa Prassede, otra iglesia muy
interesante de la capital italiana, hay una copia monumental que recuerda esta
composición, por lo que podemos decir que el arco fue cortado en los extremos.
ANÁLISIS
FORMAL
Un
tema muy controvertido para los académicos ha sido fechar tanto el ábside como
los mosaicos de arco al comparar sus estilos y sus rasgos formales. Para
empezar, algunos de ellos argumentan que son de diferentes cronologías y que el
arco se hizo en un momento posterior, durante el gobierno de Sergio I en el
siglo VII, ya que en este período la figura del cordero o agnus dei aparece en
la ciudad de Roma asociada a su persona. Esta idea también se apoya en
cuestiones formales: podemos ver que los rostros de los apóstoles (en el
ábside) son más geométricos, y los ángeles en el arco son más naturalistas. En
el arco hay más dinamismo, mientras que en el ábside encontramos una gran
monumentalidad. Sin embargo, por ello no debemos pensar que este hecho está
ligado necesariamente a diferentes cronologías, sino a que diferentes temas
requieren diferentes formas de representarlos para que sean más poderosos y
eficaces a los ojos del público. Esto es algo común en Roma: las escenas en las
que Cristo o Dios se presenta a los fieles necesitan un mayor dramatismo y
presencialidad. Cada escena e iconografía necesita un determinado lenguaje visual:
hay una correlación entre el contenido y la forma en la decoración.
Debemos
pensar en las imágenes religiosas de estos primeros momentos del cristianismo
en Roma con una gran teatralidad, buscando una mayor impresión en el fiel y su
participación en la celebración litúrgica, especialmente durante la eucaristía
en la misa. Por ello, la imagen de Cristo y los santos en el ábside se nos
presenta de forma poderosa y monumental. Además, podemos ver cómo, con un gran
simbolismo, el cordero del arco triunfal del ábside está colocado justo encima
del altar de la iglesia.
Formalmente,
en el mosaico absidial de San Cosme y San Damián podemos ver cierta influencia
de la escultura clásica que luego desaparecerá, derivando en una mayor
abstracción en iglesias romanas como Santa Inés. En la cabeza de San Pedro, por
ejemplo, podemos ver similitudes con la Cabeza de Constantino de los Museos
Capitolinos. En contraste, encontramos similitudes con otras imágenes
religiosas menos naturalistas de la ciudad de Roma. Se puede hacer una
comparación entre San Pablo y el conocido como retrato de Turtura en las
catacumbas de Commodilla, ya que existen similitudes en la fisonomía.
CURIOSIDADES
La iglesia de San Cosme y Damián formaba parte de la liturgia estacional dentro de la ciudad, que tenía lugar el segundo domingo después de Pascua. Esta es una información que encontramos en el manuscrito Facsimileausgabedes Codex de Cosme I de Wurzburg, datado en el siglo VIII. El mosaico adquiere así un gran poder en la celebración, proyectando un mensaje de salvación y de poder de la Iglesia Romana.
BIBLIOGRAFÍA
Y WEBGRAFÍA
TUCCI,
Pier Luigi: The Temple of Peace in Rome. Cambridge University Press,
2017.
FOLLETO,
Ivan y GIANANDREA, Manuela: “Maranatha: spazio, liturgia e immagini nella
basílica dei Santi Cosma e Damiano sul Foro Romano”, The Fifth Century in Rome:
Art, Liturgy. Roma, 2017.
SPIESER,
J. M.: The Representation of Christ in the Apses of Early Christian Churches,
Chicago Journals, Vol. 37, No 1 (1998), pp. 63-73.
PACE,
Valentino: “Mosaici e pittura romana del Medioevo: pregiudizi e omissioni”, RACAR:
revue d’art Canadienne, 1985, p. 243-250.
KRAUTHEIMER,
Richard: Rome: Profile of a City, 312–1308. Princeton University Press, 1980.
GALERÍA DE IMÁGENES
Buen teabajo
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