COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL DESPERTAR DE LA CRIADA
FICHA TÉCNICA
- Obra: Le lever de la bonne (El despertar de la criada)
- Autor: Eduardo Sívori
- Cronología: 1887
- Estilo: Naturalismo, Realismo
- Técnica: Óleo
- Soporte: Tela
- Dimensiones: 198 x 131 cm
- Ubicación: Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina
CONTEXTO HISTÓRICO
Entre 1880 y 1910, los jóvenes
artistas argentinos se encontraban buscando el desarrollo de una producción
artística local, ligada al ideal de progreso que dominaba por aquel entonces en
todas partes del mundo, y que era difundido por los distintos sectores de la
elite intelectual y política porteña, que conservaba todavía, en este aspecto,
su superioridad por encima del resto de las provincias del país. El desarrollo
de una producción artística local, asociada al éxito obtenido en la literatura
y en la música (principalmente la ópera), impulsaron a la Argentina y le
permitió obtener el estatus de “Nación civilizada”, desde la mirada europea
occidental, que por aquel entonces, era anhelada por los países americanos, que
luchaban por obtener su aprobación.
Todas las miradas estaban en
Europa, y los artistas argentinos eran enviados allí (principalmente a Italia y
Francia) para completar su formación artística, visitando museos, observando y
analizando a los grandes maestros y exponiendo en Salones Internacionales, para
luego enviar obras a la Argentina y nuevas formas y conocimientos para el
desarrollo de un panorama artístico local.
Entre estos artistas argentinos,
luego conocidos como la Generación del 80, se encontraba Eduardo Sívori
(1847-1918), el iniciador del arte naturalista en Argentina.
Sívori había marchado a París con
26 años, para continuar su formación, como muchos otros artistas argentinos,
enviados a diferentes puntos de Europa. Vive allí por más de diez años,
teniendo entre sus maestros a Jean-Paul Laurens.
En 1887, expone en el Salón de
París de aquel año, un desnudo que fue aceptado en general por el público
francés, que acostumbraba durante siglos trabajar con aquel tema, pero que
llamó la atención de forma crítica por un hecho en particular: se trataba de la
representación de una joven de clase social baja, trabajadora y descuidada, por
la que muchos de sus espectadores tildaron a su creador de tener “una audacia
desagradable”.
Un año después la obra es enviada
a Buenos Aires, donde, antes de ser expuesta en la Sociedad de Estímulo de
Bellas Artes, ya había recibido una advertencia en la prensa, por sus
resultados en Europa, y se le permitió exhibir ante un público reducido,
tratándose de invitados especiales. La obra fue todo un escándalo,
clasificándola de pornográfica, y cuestionándole a Sívori la elección del tema,
pero sin cuestionar jamás su calidad como pintor. La obra permaneció allí olvidada, hasta la
muerte de su autor, en 1918, cuando volvió a ver la luz para una exhibición
póstuma, curada por el también pintor (y amigo personal del artista) Eduardo
Schiaffino, fundador del Museo Nacional de Bellas Artes de Argentina.
ANÁLISIS FORMAL
Nos encontramos frente a una obra
de formato vertical, de estilo naturalista, de composición en cruz y paleta de
tonalidades terrosos y ocres. En el eje central, casi ocupando la totalidad del
espacio, se encuentra una figura femenina, desnuda, iluminada por una luz
dirigida, en este caso, desde la izquierda, generando un contraste entre la
claridad de su piel y el fondo de la pared neutra.
Las sombras acompañas a esta luz
direccionada antes mencionada, y el juego entre ambos, nos permite apreciar
diferentes texturas en la obra y brillos, algunos más claros que otros.
La joven cruza sus piernas de tal
forma, que esconde el pubis detrás de ellas, marcando el punto central de la
composición, que se encuentra acompañada por otros ejes verticales, marcadas
por la pata de la mesa, la vela, la cama y el espejo, y de eje horizontal,
trazadas en su pierna cruzada, el tablero de la mesa, el espejo y la cama.
Observamos también la presencia de líneas verticales, en el zapato ubicado en
el cuadrante inferior izquierdo de la obra y la pierna que reposa en el suelo.
La escena se desarrolla en una
espacio de poca profundidad, que acompaña a la clase del personaje mencionado
en el título.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
La figura de esta joven desnuda,
en un ambiente rústico y humilde, y una pila de ropa amontonada, expresan, en
un lenguaje simbólico, su condición social. La claridad de algunas zonas de su
piel en contraste a otras más oscuras, son también parte de la descripción de
su condición social: sus manos y piernas se encuentras más oscuras, por estar
expuestas al sol durante el trabajo. Sus pies, toscos y rústicos, hasta casi
deformados, llaman la atención por su tamaño, buscando destacar este aspecto de
criada, que, sumados a sus manos, que se encuentran dando vuelta una media,
contrastan con la claridad de su pecho blanco y limpio.
CURIOSIDADES
Una fotografía encontrada años
después, muestra que la obra tenía un aspecto diferente en cuanto a los objetos
expuestos. En su forma original, presentaba sobre la mesita una palangana y una
jarra, luego reemplazadas por un candelabro con una vela apagada. La hipótesis existente indica la
posibilidad de que la criada haya sido en un principio una prostituta, tema muy
típico de moda en aquel entonces, en el ámbito fuera de lo académico.
También su cabello era diferente
y aún es posible ver su eliminación al exponerlo a la luz.
No se sabe si estas
modificaciones fueron realizadas antes de su exposición en el Salón anual de
París, o si fue después de ella, para su llegada a Buenos Aires, evitando así
mayores escándalos.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
MALOSETTI COSTA, Laura: Los primeros modernos. Arte y sociedad en
Buenos Aires a fines del siglo XIX. Buenos Aires, 2001.
AMIGO, Roberto: MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES: Antigüedad-1910:
parte 6. Buenos Aires, 2010.
LÓPEZ ANAYA, Jorge: Historia del arte argentino. Buenos
Aires, 1997.
MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES:
https://www.bellasartes.gob.ar/coleccion/obra/1894/
(Consulta 30-04-2020)
Luz Arriaga
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