COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LAS ALEGORÍAS DE VALDÉS LEAL
FICHA TÉCNICA
- Obras: Alegoría de la vanidad y Alegoría de la salvación
- Autor: Juan de Valdés Leal
- Cronología: 1660
- Estilo: Barroco
- Técnica: Óleo sobre lienzo
- Ubicación: Wadsworth Atheneum (EE.UU) y Museo de Yorkshire (Reino Unido)
Juan
de Valdés Leal (1622 – 1690) es considerado como una de las grandes figuras de
la pintura barroca sevillana. Dentro de su enorme producción, estableció esa
original personalidad artística que llevó a ser denominado “el más barroco de
los pintores”.
Precisamente la más
barroca de las tipologías es la vanitas,
temática en la que por su virtuosismo acabó destacando en la historia del arte.
Dos
de sus mejores pinturas, de las más excepcionales vanitas del arte español, son las que realizó en 1660: Alegoría de la vanidad y Alegoría de la salvación, ejemplos por antonomasia
del pensamiento profundamente religioso de la España del Barroco. En estas
dos vanitas, realizadas para
formar una pareja, la iconografía promueve una profunda reflexión sobre la
vanidad de los placeres y riquezas que de nada sirven ante la brevedad de la
existencia y la llegada de la muerte. Invita, por tanto, a la necesidad de
llevar una vida basada en la oración y la penitencia que conduzca a la
salvación del alma y la gloria eterna.
ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO
ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO
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Alegoría de la vanidad (1660) |
En la primera de ellas, Alegoría
de la vanidad, fechada en 1660, aparece una mesa repleta de objetos que
reflejan la fugacidad de todos los placeres y la inutilidad de las riquezas, el
poder, la sabiduría o la fama. De nada sirven ante el inexorable paso del
tiempo que apartará al hombre de todo lo terrenal.
En primer plano, sobre la mesa, se
encuentra un revoltijo de objetos desordenados que simbolizan la inutilidad de
acumular riqueza, representada en las joyas, las monedas, los dados y los
naipes. También se hallan los conocidos símbolos del poder y la gloria, como
son la mitra, el cetro y la tiara; y del conocimiento científico, representado
en los libros. A la derecha, aparece una calavera coronada de laurel, símbolo
del triunfo de la muerte, junto a un reloj de bolsillo que simboliza el paso
del tiempo. Frente a los libros, unas rosas aluden a lo efímero de la vida,
que se marchita tras la juventud; y a la derecha, una vela apagada significando
la vida que acaba de extinguirse como su llama. Al fondo de la escena, un ángel
levanta la cortina y muestra una pintura con el Juicio Final, advirtiendo que
de nada sirve lo material y el gozo terrenal, pues lo importante es la
salvación. A la izquierda, un querubín hace pompas de jabón, en referencia a la
frase latina Homo bulla est, la brevedad de la vida representada
en una pompa de jabón.
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Alegoría de la salvación (1660) |
La segunda obra, Alegoría de la
salvación, fechada en el mismo año, completa el discurso. En esta, el
mensaje indica cuál debe ser el camino que el alma debe seguir para obtener la
Gloria Eterna. De nuevo, un ángel protagoniza la obra, sosteniendo un reloj de
arena que advierte sobre el paso del tiempo y la brevedad de la vida humana.
Con su otra mano, señala en la parte superior una corona con la inscripción Quam
repromisit Deus; es decir: “la que prometió Dios”. Se trata de la corona
que simboliza la salvación de los que siguen y aman a Dios. Al fondo, una
pintura de la Crucifixión refuerza el sentido de meditación sen torno a la
redención del alma pecadora a través de Cristo. Sobre la mesa en primer plan están
los símbolos de aquellos medios para conseguir esa salvación y un hombre joven
se sienta tras esta; parece estar meditando en torno al libro sagrado que lee,
con un rosario en la mano y un flagelo sobre la mesa en alusión a la penitencia.
Entre los libros religiosos, aparecen unos lirios representando la castidad.
No
podemos evitar encontrar la similitud de estas dos obras con la Alegoría de la
vanidad (c.1632) y El sueño del Caballero (1650) de Antonio de Pereda, pues todas ellas son el resultado de la doctrina contrarreformista vigente en esos momentos, cargado
de principios morales profundamente religiosos y que se plasmó en estas vanitas que anticipan el discurso que
Valdés Leal pintaría en los famosos Jeroglíficos de las Postrimerías (1672).
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Alegoría de la vanidad de Antonio Pereda (c.1632) |
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El Sueño del Caballero de Antonio Pereda (1650) |
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Jeroglíficos de las postrimerías (1672) de Juan de Valdés Leal. |
BIBLIOGRAFÍA
FERNÁNDEZ LÓPEZ, J.: Programas iconográficos de la pintura barroca sevillana del siglo XVII. Sevilla, 2002
SEBASTIÁN LÓPEZ, S.: Contrarreforma y barroco: lecturas iconográficas e iconológicas. Madrid, 1989
VALDIVIESO, E.: Vanidades y desengaños en la pintura española del Siglo de Oro. Madrid, 2002.
Rosario Quirós
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