COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE POEMA DE CÓRDOBA
FICHA TÉCNICA
BREVES DATOS BIOGRÁFICOS SOBRE JULIO ROMERO DE TORRES
Nacido en Córdoba el 9 de noviembre
de 1874, en el edificio que actualmente alberga el Museo Provincial de Bellas
Artes, Julio Romero de Torres fue hijo del también pintor Rafael Romero Barros.
El hecho de que su padre, fuese además de pintor, conservador del Museo
Provincial de Bellas Artes de Córdoba, influyó en la vocación del séptimo de
sus hijos.
Retrato de Julio Romero de Torres (1931) de
Anselmo Miguel Nieto.
Museo Julio Romero de Torres, Córdoba.
Después de cursar estudios en el
Instituto Góngora de su ciudad, el artista cordobés decide matricularse en el
Conservatorio de Música en 1884, al tiempo que recibe clases de dibujo y
pintura por parte de su padre, junto a sus hermanos Rafael y Enrique. En 1895
se presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes en la que consigue una
mención honorífica, siendo adquirida por el Estado. En 1897 decide optar al
premio de Roma, pero no logra la ansiada beca. En 1902 es nombrado profesor
numerario de la cátedra de Colorido, Dibujo y Copia de la Escuela de Bellas
Artes de Córdoba y en 1903 profesor agregado en la Escuela Superior de Artes
Industriales. Ese mismo año recibe el encargo de decorar con un ciclo de
pinturas murales el Círculo de la Amistad de Córdoba, por lo que decide
trasladarse a Madrid para familiarizarse con la pintura mural de los
simbolistas. En la capital se integra en el círculo de Valle-Inclán y frecuenta
la casa de los Machado, estrechando su amistad con Manuel. Continúa viviendo en
Madrid, donde poco a poco irá madurando su propio estilo presentando obras muy
controvertidas a la Exposición Nacional de 1906, siendo estas rechazadas con el
consiguiente escándalo por sus temas escabrosos.
No será hasta 1907 cuando participará
en la Exposición del Círculo de Bellas Artes de Madrid, ciudad en la que
permanecerá y donde frecuentará la tertulia del Café de Levante junto a
Zuloaga, Ricardo Baroja y Gutiérrez Solana. Será en estos años cuando tomará la
determinación de viajar a diferentes países como Francia, Inglaterra, Italia,
Suiza, Países Bajos y Marruecos marcando estos viajes una inflexión en su
carrera que se manifestará en sus obras posteriores en una voluntad de cambio.
Conseguirá una primera medalla en la Exposición Nacional de 1908. El Estado
comprará sus obras para enviarlas a las Exposiciones Internacionales de Buenos
Aires y Santiago de Chile. En 1910 recibe la encomienda de la orden de Alfonso
X el Sabio y es nombrado inspector de la delegación y comisaría regia en la
Exposición de Arte de Roma, recibiendo al año siguiente la medalla de oro en la
Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona. Es nombrado académico
numerario de la Academia de Ciencias, Bellas y Nobles Artes de Córdoba, aunque
seguirá residiendo en Madrid, donde a partir de 1913 frecuenta la tertulia del
Café Pombo. En 1915 se le adjudica una sala especial en la Exposición Nacional
de Bellas Artes y al año siguiente se le nombra profesor de ropaje de la
Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Instala un estudio en la
calle Pelayo, que años más tarde se convertirá en centro de tertulias y reuniones.
1928 marcará un nuevo punto de inflexión en su vida. Se le declara una grave
enfermedad por cuyo motivo decide regresar a Córdoba para recuperarse.
Participa por última vez en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 con
veintiocho cuadros.
El 10 de mayo de 1930, Julio Romero
de Torres falleció en su casa en la Plaza del Potro. A su muerte, su viuda e
hijos legaron al pueblo de Córdoba varios cuadros y mobiliario del pintor con
la idea de crear un museo en su honor. Un año después de su muerte, el 23 de noviembre
de 1931 quedó inaugurado tal museo.
ANÁLISIS FORMAL
Julio Romero de Torres, como muchos
otros pintores de su generación, comenzará practicando una pintura de carácter
regionalista, para adherirse después a la estética simbolista y desembocar, a
partir de 1912, en un estilo personalísimo agrupando el más puro sentir popular
andaluz y el más genuino folclore con la tradición del arte italiano del Renacimiento.
Por medio de un dibujo preciso y de composiciones equilibradas en las que
utiliza colores azulados, verdosos y, sobre todo, negros, dota a sus obras de
un halo de poesía y misterio. Suele mostrar a la mujer andaluza en un primer plano,
detrás del cual representa amplios escenarios paisajísticos, en los que en
ocasiones incluye elementos arquitectónicos y pequeñas figuras. No deja de
sorprender el hecho de que, siendo la mujer la protagonista casi exclusiva de
la pintura del gran simbolista cordobés, no sean abundantes los estudios
rigurosos en los que se aborda la imagen de la condición femenina, en sus
múltiples imbricaciones de carácter artístico, social, cultural e incluso
antropológico. Y ello en un momento en que el estudio de la imagen de la mujer
en la pintura, como componente fundamental de los estudios de género, alcanzan
un rigor y profundidad que los aparta definitivamente de lo que en un primer
momento se pudo considerar como simple moda historiográfica. Como explicación acaso
pueda valer la constatación de que la presencia de la mujer es tan importante
en la obra de Julio Romero de Torres que analizarla y estudiar su presencia y
sus implicaciones socioculturales equivaldría a estudiar la totalidad de su
producción, tarea que, a estas alturas, aún está por abordar, pese a la
cantidad y calidad de algunos de los trabajos aparecidos en los últimos años.
Poema
de Córdoba (1913-1915) de Julio Romero de Torres. Museo
Julio Romero de Torres, Córdoba.
Julio Romero de Torres vivió
intensamente la vida cultural e intelectual de su Córdoba natal. Estuvo marcado
por muchas tendencias además de las pictóricas. Corrientes literarias y
artísticas que, a partir de 1908, como ya mencionábamos anteriormente, forjarían
a la postre su propia expresión plástica. Una expresión plástica que podemos
ver perfectamente plasmada en la obra que nos disponemos a analizar, Poema
de Córdoba. Hacia 1913 comenzará dicha obra, Poema
de Córdoba, que presentó junto con otras catorce pinturas a la Exposición
Nacional de 1915. Es ésta, sin duda, una de las obras más expresamente
simbólicas de toda la producción pictórica del artista y la mejor exaltación
plástica de la ciudad. Resume en buena medida la relación del pintor con
Córdoba, a la que siempre tuvo presente a pesar de los años transcurridos en
Madrid. Debemos mencionar, sin duda, un interesante boceto preparatorio que el
artista cordobés, junto a varios dibujos realizados a partir de 1906, realizó
antes de acometer esta obra. Interesantes debido a la manifestación de grandes
coincidencias y diferencias entre la idea primera y la composición definitiva
que llegaría a nuestros días.
Boceto
del Poema de Córdoba (1913) de Julio Romero de Torres. Museo Carmen
Thyssen, Málaga.
El Boceto del Poema de Córdoba, un óleo
sobre lienzo con unas dimensiones de 32 x 84 cm, presenta un formato
marcadamente horizontal, resaltando las verticales impuestas por la división de
las escenas y siete figuras femeninas, de las ocho que aquí pinta, de pie. De
izquierda a derecha representa a Almanzor, posteriormente reconvertido en el
Gran Capitán, san Pelagio, Maimónides, Séneca, Góngora y Lagartijo. Guerrero,
santo, filósofos, escritor y torero que se reconocen como algunos de los
personajes más sobresalientes de la historia local y que son trasladados a la
composición definitiva identificados con la Córdoba guerrera, la Córdoba
religiosa, la Córdoba judía, Córdoba cristiana, la Córdoba romana, la Córdoba
barroca y la Córdoba torera, representadas cada una de ellas por sendas
mujeres. En el cuadro original mantendrá prácticamente una distribución
semejante de las alegorías que aparecen en el boceto, con las excepciones de un
cambio de orden en la ubicación de la Córdoba religiosa y la Córdoba barroca.
En cuanto a la composición de las diferentes figuras, el cambio afecta de nuevo
a estos dos paneles y al central, asociado con la Córdoba cristiana.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Centrándonos en la obra final, podemos
apreciar esa composición llena de lirismo, que el propio Julio Romero de Torres
definió como reencarnación del pasado en el presente. Culminado en torno al 1915,
se trata de un políptico de siete paneles, siendo el central más alto que los 6
restantes. Sus dimensiones rondan los 88 x 514 cm, y como hemos dicho
anteriormente, fue realizado, junto a otras obras, en la Exposición Nacional de
Bellas Artes de 1915. Entre el 27 de abril y el 8 de septiembre de 2013 estuvo además
expuesta temporalmente en el Museo Carmen Thyssen de Málaga en el marco de la
exposición «Julio Romero de Torres: Entre el mito y la tradición». En la
actualidad, se encuentra en Córdoba, en el propio Museo de Julio Romero de
Torres.
Es su obra capital compuesta a modo
de retablo, forma que le sirvió en repetidas ocasiones. En las ocho figuras de
mujer que aparecen en el retablo y en los variados paisajes ideales que le
sirven de fondo, el pintor interpreta el espíritu de Córdoba, a través de sus
distintas épocas. La esencia y gran belleza del cuadro está en el juego de
símbolos, la correspondencia entre mujer y fondo. El pintor se suma a la
escuela de los alegoristas, a pesar de la devoción que profesó por el arte del
Renacimiento Italiano, jamás se desentendió de la alusión y ambiente del
espíritu de su ciudad.
En el primer panel de la izquierda
se representa la Córdoba del Gran Capitán o Guerrera. En primer plano
aparece una joven vestida lujosamente, con traje bordado en oro y mantón rojo.
Al fondo de la composición una imaginaria plaza donde se mezclan elementos de
la arquitectura cordobesa. En el centro la estatua ecuestre sobre pedestal del Gran
Capitán, rodeado por una verja de hierro plateresca. A la derecha, la casa de
Jerónimo Páez y delante de la estatua pasan unos jinetes. En la lejanía, la Sierra
de Córdoba.
Córdoba
del Gran Capitán o Guerrera (Detalle de la obra Poema de
Córdoba (1913-1915) de Julio Romero de Torres.
El panel segundo es la Córdoba
Barroca. En un primer plano aparece una mujer vestida de blanco con matón
negro, apoyada sobre un pedestal en actitud indolente, mira absorta a lo lejos.
Como telón de fondo una plaza, donde se ven fragmentos de casas solariegas
cordobesas. En el centro un imaginario monumento a Góngora entre naranjos. Un
jinete cruza la plaza y se descubre ante la figura femenina. A lo lejos el río,
el barandal de la ribera y las lomas del campo al atardecer.
Córdoba
Barroca (Detalle de la obra Poema de Córdoba (1913-1915)
de Julio Romero de Torres.
En el tercer panel representa a la Córdoba
Judía. Una mujer se apoya perezosamente, sobre el dintel de una puerta que
se abre a una plaza, en el centro de la cual se alza un monumento a Maimónides.
Al fondo, la plaza de la Fuenseca y el callejón del Portillo. En éste se
representa una escena de amor y celos en miniatura.
Córdoba
Judía (Detalle de la obra Poema de Córdoba (1913-1915)
de Julio Romero de Torres.
El panel central, de mayores
dimensiones que el resto, hace referencia a la Córdoba Cristiana. Dos
figuras femeninas, bajo un arco sostienen un triunfo de San Rafael,
simbolizando la devoción que todas las clases sociales cordobesas profesan a su
Ángel Custodio. Dos jóvenes, la de la izquierda vestida con mantilla y la de la
derecha ataviada con mantón, sostienen el triunfo de San Rafael, una joya de
platería cordobesa, copia fiel del conocido cuadro de Valdés Leal sobre el
mismo tema. Al fondo de la composición, crea una imaginaria plaza con fachadas
de conocidas casas cordobesas y una fuente central. A lo lejos el río y el
campo.
Córdoba
Cristiana (Detalle de la obra Poema de Córdoba (1913-1915)
de Julio Romero de Torres.
En el quinto panel, la
figura femenina protagonista representa la Córdoba Romana, vestida con
traje de color terroso, rematado en su escote con bordados en oro y al cuello
un collar de finas perlas. Moldea su cuerpo con un tratamiento de estatua
clásica, apoyada en un pedestal, cubierto por su mantón. El fondo representa la
Puerta del Puente y por la luz de su entrada dos arcos. Delante, un monumento
imaginario a Séneca, ante el cual se desarrolla una escena en miniatura.
Córdoba
Romana (Detalle de la obra Poema de Córdoba (1913-1915)
de Julio Romero de Torres.
Para el sexto panel, el artista se
sirvió de una joven que aparece en la composición vestida de negro y mantilla
de blonda, un encaje blanco remata sus mangas y cuello. Cruza sus manos sobre
su pecho, en actitud de sentimiento. Julio Romero de Torres nos mostraba con
este lienzo la representación de la Córdoba Religiosa. Como escenario de
fondo, una caprichosa composición en la cordobesa Plaza de los Dolores, con la
Iglesia de Capuchinos al fondo. Un inexistente sepulcro del obispo Osio y el
Cristo de los Faroles, interpretado de forma imaginaria, sin los elementos
característicos que le confieren a su nombre. Una monjita avanza hacia el
monumento funerario de Osio, y tres cipreses a la derecha, remarcan el tono
fúnebre de la composición.
Córdoba
Religiosa (Detalle de la obra Poema de Córdoba (1913-1915)
de Julio Romero de Torres.
Por último, el panel que representa
la Córdoba Torera, simbolizada en el torero “Lagartijo”. La modelo
envuelta en un mantón rojo llevado con dejadez, por el que asoma el rico
bordado en oro de su vestido, tiene un clavel rojo en su mano derecha. Como
fondo elige el pintor, intencionadamente, la Plaza de la Corredera, ya que, en
sus orígenes, una de las funciones de esta plaza era la de servir como recinto
de festejos taurinos. En los balcones, mantones de manila que cuelgan,
adornando como si en verdad se tratara de una plaza de toros. En medio, sobre
un pedestal de cuatro columnas, la irreal estatua de Lagartijo y a los pies del
monumento, un torero remata una faena de muerte ante un hermoso toro, brindando
la muerte del animal a la estatua.
Córdoba
Torera (Detalle de la obra Poema de Córdoba (1913-1915)
de Julio Romero de Torres.
CONCLUSIONES
Este Poema de Córdoba es la
expresión de siete épocas espirituales e históricas en el ambiente cordobés. En
el políptico, el pintor, celoso de las glorias pretéritas de Córdoba, tiene que
evocar de alguna manera, ese pasado y subrayar cómo influye éste en la
psicología de las gentes cordobesas. Romero de Torres nos habla de todo esto,
trazando una arquitectura de siglos, unas estatuas de línea clásica, algo que
lleve nuestro pensamiento hacia edades más o menos remotas.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
- GARCÍA DE LA TORRE, F. “Análisis del Boceto del Poema de Córdoba (1913) de Julio Romero de Torres”. Museo Carmen Thyssen de Málaga. https://www.carmenthyssenmalaga.org/obra/boceto-del-poema-de-cordoba. (Consultado el 30/03/20)
- Información biográfica sobre Julio Romero de Torres. Córdoba 24: http://www.cordoba24.info/html/museo_julio_romero_torres.html. (Consultado el 27/03/20)
- MARTÍN BOURGON, M. “Julio Romero de Torres”. Museo del Prado. https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/romero-de-torres-julio/9ccb17b8-1512-4cb4-806b-b9ed28c2b891 (Consultado el 26/03/20)
- Museo Julio Romero de Torres. https://museojulioromero.cordoba.es/?id=440 (Consultado el 30/03/20)
- PÉREZ MOLINA, H. “Julio Romero de Torres. Un simbolista andaluz” Revista Digital Innovación y Experiencias educativas, número 26. 2010, pp. 9-10.
- RAYA TELLEZ, J. "Modelos de mujer: Arquetipos femeninos en la pintura de Julio Romero de Torres”. Laboratorio de Arte, Revista del Departamento de Historia del Arte. 2009, pp. 241-242.
Álvaro Morales Delgado.
Twitter: @AlvarArte
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