Ojos que te miran, Sesión 1
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Ejercicio terminado |
Pintar un retrato es la
culminación de todas tus habilidades pictóricas: en él se reúnen todas las
técnicas y, no por nada, en las escuelas de arte los alumnos debían superar
difíciles ejercicios sobre este género. El artista tiene que poder captar no
sólo los rasgos del personaje que está posando (generalmente, el que le va a
pagar por su trabajo), sino también su alma, su esencia, toda su personalidad.
Convengamos que es algo
complicado. En la Historia de la Pintura ha habido verdaderos genios en esto
del retrato. Pero no todos los artistas son retratistas. Hace falta mucha
intuición, mucho oficio, mucho dibujo y precisión. Y ganas de tener que tratar
con los caprichos del que lo encarga.
Pero, si te lo tomas
como un desafío y tienes muchas ganas de aprender el cómo, te lo enseñaré paso
a paso. Vamos a ir por partes: empezaremos por los ojos. La mirada, el espejo
del alma. Cuando contemplamos un retrato lo que primero vemos son los ojos. Sin
embargo, también juegan un rol fundamental la expresión de la boca (¡mira a “La
Gioconda”!) y la actitud corporal.
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Leonardo, La Gioconda, 1503 |
Hablando
de genios, Ingres es uno de ellos y de los grandes (puedes leer algo más sobre él en este artículo). Un genio del dibujo y de la expresividad en el retrato.
Para este ejercicio te voy a proponer pintar un ojo (sólo uno) de su “Mme.
Moitessier sentada”, que se encuentra en la National Gallery de Londres.
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Ingres, Mme. Moitessier sentada, 1856 |
(También la pintó de pie, aquí la tienes)
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Ingres, Mme. de Moitessier, 1851 |
Lo ideal sería que,
siguiendo estas indicaciones, pintaras tu propio ojo, como un selfi, un
autorretrato por partes. Tú serás el modelo perfecto: te conoces muy bien. Puedes
sacarte una foto y pintar tu ejercicio a partir de ella o simplemente,
mirándote en el espejo.
Para este ejercicio
vamos a usar ocre amarillo, carmín (laca carmina alizarina o carmín de
garanza), azul ultramar, blanco de titanio y tierra sombra tostada. Usaremos
los mismos pinceles que hasta ahora; agrega también un pincel de punta fina nº
0 ó 1, para pintar detalles. Te aconsejo usar medium o aceite como diluyentes;
la trementina no te dará el acabado aterciopelado y suave que estamos buscando.
En cuanto a cómo
preparar el tono de la piel, tengo que contarte algunas cosas más. Tienes que
tomar en cuenta no sólo los colores cálidos sino también un tono frío, como el
azul ultramar o el verde esmeralda. Nuestra piel deja traslucir las venas y no
tiene un color uniforme en todo el cuerpo. Pintaremos con azul ultramar, aunque
Ingres en este cuadro usó los 2.
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Ingres, Dibujo preparatorio para Mme. de Moitessier |
En cuanto a los tonos
cálidos, depende en cada caso. No todos tenemos el mismo color de piel. Probablemente,
Ingres haya utilizado también amarillo de Nápoles. No te lo recomiendo, pues si
no te mides en el uso, tu cuadro puede terminar con una pátina agrisada. Pero
si quieres intentarlo y experimentar con él, adelante. (Existe el amarillo de
Nápoles rosado, también te puede servir.)
Otro punto es qué tipo
de blanco puedes usar. Lo más corriente para el retrato es el blanco de zinc.
Da una apariencia más suave y cálida, no tan luminosa como el blanco de
titanio. Si abusas de él, corres el mismo peligro que con el amarillo de
Nápoles. Suele haber en los comercios tubos de “blanco mezcla”, que es una
mezcla de ambos. Todo es cuestión de experimentar. A mí me va mejor el de
titanio.
Bueno, vamos al ojo de
la sra. Moitessier. Está mirando al espectador, hacia un costado. Fíjate que no
hay ninguna línea definida, todo está difuminado.
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Ingres, Mme. de Moitessier sentada, fragmento |
¡Manos a la obra! Para
comenzar, vamos a cubrir nuestro soporte con una mezcla de tierra sombra
tostada con un poco de azul y blanco. Entonces, ya podemos dibujar nuestro
motivo, a grandes rasgos, con ocre amarillo. Si no te resulta cómodo dibujar
sobre la superficie húmeda, espera a que se seque. O bien, puedes pintar esta
base con pintura acrílica y seguir con óleo (nunca al revés: siempre acrílico
primero y luego, el óleo).
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Dibujamos esquemáticamente el ojo sobre una base oscura. |
Tienes que tener mucho
cuidado con las proporciones y la posición del ojo. Si tu fuerte no es el
dibujo, no hay problema: puedes calcarlo, usar una cuadrícula o proyectarlo
sobre tu soporte. No te imaginas cuántos de los grandes maestros han acudido a
estas herramientas.
Vamos a preparar ahora
nuestra mezcla para la piel de Mme. Moitessier. Puse en mi paleta ocre
amarillo, carmín, azul ultramar y blanco de titanio. Primero mezcla el blanco
con el ocre; luego, agrega muy poco
de azul y vuelves a mezclar. Finalmente, pon muy, pero muy poco de carmín. Y así hasta que consigues el tono
exacto.
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Mi paleta |
Aplicamos esta mezcla
en las zonas de piel iluminada. No pintamos las zonas de sombra: para eso nos
serviremos del color oscuro que pusimos como base. Tenemos que difuminar
siempre, con el dedo o con un pincel limpio y seco: no debe haber líneas
definidas. Fíjate en la ceja: ingresamos con el pincel de tal manera que no
tenga un contorno definido. Así, cuando nos toque representar los pelos, será
más fácil.
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Vamos dando forma al ojo de Mme. Moitessier |
Y ahora tenemos que
pintar el blanco del ojo (esclerótica, se llama). Mezclamos blanco con un poco
de azul y otro poco de tierra sombra tostada. Nunca con blanco puro: el ojo es
una esfera y hay que representarlo como tal, con superficies de luz y de sombra.
Además, las pestañas proyectan su sombra sobre esta parte. Como verás, dejamos
sin pintar el iris y la zona del lagrimal.
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Blanco del ojo, que no es blanco |
Esto se está haciendo
muy largo: creo que va a ser mejor que lo dejemos aquí. Nos vemos en la próxima sesión.
No te olvides de
limpiar la paleta y los pinceles.
Hoy aprendiste a:
- dibujar
y pintar un ojo y
- a
preparar el tono de la piel.
No olvides de
comentarnos tus progresos o plantearnos tus dudas.
Bibliografía
DOERNER, Max: Malmaterial und seine Verwendung im Bilde,
1985
GRIMME, K.H. Ingres, 2007
MAYER, Ralph: The artist’s handbook of materials and
techniques, 1991
©2019
Cristina del Rosso
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