PAISAJE DE NORMANDÍA | Sesión 1
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Ejercicio terminado |
Ahora que se acerca el
verano y probablemente te vayas de vacaciones (¿o serán vacaciones de invierno
para ti?), te animo a que te lleves tus óleos o acrílicos o lo que sea y pintes
el paisaje que veas a tu alrededor.
En la pintura de
paisaje hay tantas variantes como existen en la naturaleza: mar y playa,
bosques, ríos, acantilados, campos, montañas… Cada una de ellas tiene su propia
técnica.
Para esta nueva lección
de nuestro Curso de Pintura al Óleo te propongo copiar este cuadrito de Gustave
Caillebotte, “Paisaje de Normandía”.
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Caillebotte, Paisaje de Normandía, 1884 |
¿Por qué te hago copiar
un cuadro? Lo ideal es pintar un paisaje allí, en el lugar mismo. Como te decía
en otras ocasiones, si pintas tu cuadro a partir de una foto, te pierdes los
miles de matices del modelo, te pierdes las sensaciones que inspiran el estar
ahí. Y sólo podría enseñarte online esta técnica a partir de una foto, que
habría tomado yo, y así tú estarías pintando mi experiencia, no la tuya. Por
eso, si vas a pintar algún paisaje a partir de una foto, que sea siempre de
aquéllas que hayas sacado tú mismo. Aún sabiendo que tu cámara no superará
nunca a tu ojo, al menos habrás estado ahí y podrás recordar la brisa, el canto
de los pájaros, la lluvia, si hacía calor, la gente que va y viene…
Por otra parte, copiar
obras de grandes maestros es un muy buen ejercicio: nos muestran la manera en
que ellos han resuelto los problemas que se van presentando al pintar.
Veamos un poco este
cuadrito. Caillebotte lo pintó en 1884 al aire libre. Fíjate cómo modificó la
altura de los árboles: lo hizo con la pintura fresca, allí mismo, y lo dejó
así. Quizás sólo quiso hacer un apunte: no le preocupó que sus correcciones
quedaran a la vista. No sabemos qué hora del día es: por la sombra del tejado
puede ser mediodía, de un día nublado. Quizás sea verano: ¿serán amapolas las
flores rojas?
El punto focal es la
casa, con su tejado rojo, que hace contraste con el verde de la hierba (un
contraste de colores complementarios), y este rojo tiene su eco en las flores.
Para este ejercicio
conviene que compres un tubo de carmín (o laca carminada alizarina o carmín de
garanza). Es un poco caro, pero te durará mucho, ya que se usa muy, pero muy
poco porque es muy cubriente. Te servirá para hacer tonos de piel, cielos o
arena y ciertos tonos de violeta. Se
puede fabricar a partir de un rojo oscuro y un poco de azul, pero no es lo
mismo. Además, puedes conseguir un pincel de cerda, de ésos bien baratos, para
trabajar la textura de las flores, aunque no es necesario, ya que también lo
puedes hacer con los pinceles que ya tienes.
Empecemos. En la paleta
vamos a poner un amarillo medio, azul ultramar, un poco de carmín, negro, rojo
y mucho blanco.
En los paisajes no hace
falta bosquejar demasiado. En este caso, toca ubicar la casita, que es el
centro de atención del cuadro, y la zona de árboles e hierba. Caillebotte ha
compuesto su obra en tres franjas horizontales: cielo, árboles y casa, hierba
con flores. Es curiosa la línea curva que divide cielo y tierra.
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Boceto previo. Pintamos el cielo. |
Siempre empezamos de atrás hacia adelante. En el paisaje, la atmósfera la
determina el color del cielo, pues nos da la pauta de la hora del día, clima,
estación del año. ¿Te acuerdas de cómo pintamos el fondo del ejercicio del
tomate? Pusimos pequeñas pinceladas de color y luego las difuminamos (pincha aquí). Para los cielos, la técnica es la misma, pero colocando en la tela amarillo, carmín y azul. Dependiendo del tipo de cielo que sea, habrá que poner
más azul o más rojo (en los atardeceres) o más amarillo (días nublados). En
nuestro ejercicio hay que poner mucho azul y muy poco carmín. (Esto es súper
importante, porque si no corres el riesgo de que predomine este color.) También
tienes que tener cuidado con el amarillo, pues si te pasas, te puede quedar un
cielo verde. Luego, tomas blanco con tu pincel y lo aplicas directamente sobre
tu soporte, difuminando con él todo ese trabajo de puntitos. Si ves que no
logras el color exacto, vuelve a repasar con el blanco, con el azul, según
veas.
¿Por qué pintamos los
cielos así? Anda, sal y mira el cielo con los ojos entrecerrados. Luego de un
rato verás que el cielo no sólo es azul. Usando esta técnica reproducimos ese
efecto y logramos la tan mentada “atmósfera”.
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Las nubes |
Fíjate
además que no estoy dejando la superficie lisa. Y muy a propósito, porque ahora
tenemos que pintar las nubes. Mezcla en tu paleta un poco de blanco y amarillo,
de tal manera que tengas un amarillo pálido. Toma este color con tu pincel (de
cerda, si quieres) y apóyalo suavemente para hacer las nubes. El color se va a
fundir con la pintura todavía húmeda del cielo.
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La casita |
La casa es el punto focal de la composición. Para el tejado vamos a usar rojo con un poco de amarillo. Para sus paredes mezclamos azul y un poco de carmín. Para la sombra del tejado, ventanita y chimeneas usamos azul con un poco de negro.
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Resto de rojos |
Y ahora, aprovechando tu rojo con
amarillo pintamos la caseta de la derecha y la mancha roja de la izquierda, que
aparece entre el follaje de los árboles.
Caillebotte pintó este
cuadrito en una sesión, pero lamentablemente nosotros tenemos que dejarlo aquí.
Te espero en la próxima clase. ¡Nos vemos!
No te olvides de
limpiar la paleta y los pinceles.
Hoy aprendiste a:
-pintar
cielos y
-los
rudimentos de la técnica del paisaje.
No olvides de
comentarnos tus progresos o plantearnos tus dudas.
BIBLIOGRAFÍA
DOERNER, Max: Malmaterial und seine Verwendung im Bilde,
1985
FONSMARK, A.-B. y otros. Gustave Caillebotte, 2008
MACPHERSON, Kevin. Landscape painting. Inside & Out, 2010
MAYER, Ralph: The artist’s handbook of materials and
techniques, 1991
©2019
Cristina del Rosso
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