COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO

FICHA TÉCNICA
LOCALIZACIÓN
El
Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, en Badajoz, es una arquitectura
museística realizada entre 1981 y 1985 por el arquitecto Rafael Moneo, representante
de la arquitectura posmoderna.
Rafael
Moneo nació el 9 de mayo de 1937, y a la edad de 24 años se licenció en
arquitectura en la Universidad de Madrid. Progresivamente sus encargos fueron
siendo más relevantes, y empezó a tener resonancia internacional. A lo largo de
su trayectoria ha recibido diversos premios, siendo el más prestigioso el
Premio Pritzker de Arquitectura obtenido en 1996.
Respecto
a la arquitectura posmoderna, esta corriente se opone al racionalismo y
pretende superar su funcionalismo extremo, para lo cual intenta ofrecer características
igual de eficaces para cubrir las necesidades humanas pero en base a sus
propios valores. Critica la suma abstracción del racionalismo en cuanto a que
no remite a ningún otro contexto, por lo que en esta arquitectura se evoca el
pasado. Intenta recuperar los valores que habían sido devaluados por el
racionalismo, y para ello fijó su punto de mira en el pasado
histórico-artístico. La idea no copiar el pasado sino reinterpretarlos,
conjugar los diferentes lenguajes arquitectónicos entre sí para adaptarlo a las
nuevas necesidades. A su vez, esta arquitectura tenía que ser económica y de
rápida construcción dada la situación de la sociedad.
También
es propio de la arquitectura posmoderna tener un carácter antropológico, es
decir, poner en relieve el valor del lugar donde se va a construir una
arquitectura y su significado para el hombre a lo largo del tiempo, haciendo
así que la arquitectura dialogue con su contexto situacional para contribuir a
la identidad del lugar.
Todo
esto se ve reflejado en el Museo Nacional Romano, pues como veremos más
adelante, Moneo usa elementos de la tradición romana para aludir a los
yacimientos arqueológicos que se encuentran inmediatamente debajo, y posibilita
la conversación entre lo expuesto y el edificio, entre el contenido y el
continente. Además, con este diseño reconoce el pasado romano de la ciudad de
Mérida y crea una continuidad con el resto de elementos romanos de la ciudad,
dando así este carácter de referencia fundacional. El
Museo Nacional Romano le fue encargado en 1980, y debía suplir dos aspectos:
por una parte, debía conservar e integrar el yacimiento arqueológico, y por
otra parte tenía que relacionarse con el teatro romano colindante. Además de
esto, Moneo seguía la tendencia posmoderna, tal y como ya he mencionado, por lo
tanto iba a tener en cuenta todos los preceptos de esta corriente para la
realización del museo.
·
ANÁLISIS FORMAL
El Museo consta de dos edificios separados por un tramo de las calzadas romanas. Ambas construcciones conectan por una pasarela que cubre los restos arqueológicos. El edificio principal contiene el museo en sí y los almacenes, y en el otro hay talleres, salón de actos, biblioteca y varias estancias de carácter administrativo.
El Museo consta de dos edificios separados por un tramo de las calzadas romanas. Ambas construcciones conectan por una pasarela que cubre los restos arqueológicos. El edificio principal contiene el museo en sí y los almacenes, y en el otro hay talleres, salón de actos, biblioteca y varias estancias de carácter administrativo.
El
edificio principal bebe directamente de las técnicas constructivas romanas,
tanto en proceso como en materiales, pero se reinterpreta desde la distancia
temporal, siguiendo así los preceptos del postulado posmoderno. Este edificio
se articula con una sucesión de arcos de medio punto que aluden a los arcos del
triunfo romanos, pero además la división espacial del mismo se corresponde con
la tipología constructiva de la basílica romana. Esto le otorga una amplia nave
así como una luz muy potente. De forma magistral, la cripta de la construcción
permite el acceso al yacimiento arqueológico.
Esta
sucesión de arcadas del interior del museo, además de aludir a los arcos del
triunfo típicos del Imperio Romano, se relacionan con el Teatro Romano de
Mérida. Por tanto, siguiendo la idea arquitectónica posmoderna, Moneo establece
un paralelismo entre el interior del museo y el exterior arqueológico,
constituyendo un todo semejante, una vía de comunicación entre el pasado y el
presente, una reinterpretación del pasado romano del lugar y también de la
función del museo como elemento continuador de esa tradición.
También en el interior se aprecia, como hemos dicho,
una distribución espacial característica de las basílicas romanas (edificio
civil) y por tanto de las primeras basílicas paleocristianas (edificio
religioso). Este aspecto recae principalmente en el uso de contrafuertes, que
ya desde el exterior augurar un espacio amplio y solemne en el interior.
Exteriormente, además de estos contrafuertes,
vemos una especie de muro con un arco y una estatua que suponen el acceso al
museo. Este muro supone la unión de los dos cuerpos arquitectónicos, puesto que
está situado delante de la calzada. Finalmente,
cabe destacar que el material principal utilizado en esta construcción es el
ladrillo, en clara alusión al opus romano, concretamente al opus testaceum por
su forma y tamaño.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Para analizar iconográficamente el sentido de la obra, cabe acudir al arquitecto Rafael Moneo que ha escrito en numerosas ocasiones acerca de su punto de vista y de su experiencia en la construcción de sus obras. En su libro Apuntes sobre 21 obras, declara lo siguiente:
Para analizar iconográficamente el sentido de la obra, cabe acudir al arquitecto Rafael Moneo que ha escrito en numerosas ocasiones acerca de su punto de vista y de su experiencia en la construcción de sus obras. En su libro Apuntes sobre 21 obras, declara lo siguiente:
«Aún tengo viva la memoria de mi
primera visita a las ruinas de Mérida. Los arqueólogos, conscientes de la
proximidad del solar al teatro, al anfiteatro romano y a los muros de Emérita
Augusta, habían excavado toda una manzana encontrando en ella lo que esperaban:
acueductos, enterramientos, peristilos, cisternas, atarjeas, e incluso restos
de una presunta iglesia paleocristiana. Y naturalmente, las ruinas no
pertenecían a un solo período. <...>La vida entera
de la ciudad estaba allí, en aquel sector de la misma extramuros, próxima a los
monumentos que los arqueólogos del siglo XIX habían excavado con tanto celo y
cuidado. Era sobre aquellas ruinas donde debía levantarse el museo».
Este
párrafo encierra la concepción de Rafael Moneo del lugar en el que debía
erguirse el nuevo museo. Moneo no lo entendía como un simple emplazamiento,
sino como un lugar lleno de vida en constante regeneración, un lugar del pasado
que, ya en la antigüedad, había sido reutilizado para albergar nuevos espacios
adecues a las nuevas necesidades de la sociedad. Y eso es exactamente lo que se
le pedía a él: un nuevo espacio funcional que cubriese la necesidad museística.
Siguiendo la ideología posmodernista, Moneo creó en este espacio un escalón más
para esta continuidad temporal. No hizo una simple recreación de un espacio
romano, sino que conjugó diversos elementos para crear un homenaje al pasado
romano de Mérida, una arquitectura que a su vez es un monumento a la Emérita
Augusta, una materialización de la conciencia histórica y de la perspectiva con
la que debe tratarse este pasado, pues aun siendo una parte esencial de la
historia, cabe distanciarse para no caer en el error de intentar traer al
presente los contextos del pasado.
Con
esto quiero decir que Moneo hizo un homenaje a la ciudad romana, pero sin
intentar crear un falso histórico. Podríamos comparar su labor con la de un
restaurador que deja en su obra una marca de diferenciación entre lo nuevo y lo
viejo, entre lo que ya estaba y lo que se añade, para crear una conversación de
cómo pudo haber sido en su tiempo en la totalidad del conjunto. Esto hace
Moneo, crea un espacio capaz de dialogar con su alrededor, de incluirse en un
conjunto ya creado, encajando entre los hallazgos romanos pero manteniendo la
distancia histórica.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
Apuntes
sobre la obra de Rafael Moneo. Antón Capitel. Artículo.
El
museo romano de Mérida. Concepción y representación del espacio. Enrique
de Teresa Trilla. Artículo.
LYOTARD, J-F. La condición postmoderna. Madrid, Cátedra. 2006.
MARTIN PRADA, J. La apropiación Posmoderna. Arte, práctica apropiacionista y teoría de la Posmodernidad. Madrid, Ed. Fundamentos. 2001.
MONEO, Rafael. Apuntes sobre 21 obras. Ed. Gustavo Gili. 2010.
PATUEL,
P. Arquitectura Actual. Valencia,
Tirant Humanidades. 2016
Celia Ramiro
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