Podemos
destacar la idea del jardín, como aquellos espacios ideales representados por el
verdor protagonista, el cual pretende ser una exaltación de ciertos poderes del
alma, estando la emoción por encima de la técnica y expresando los jardines
tanto valores intelectuales como sentimentales. En ellos se pretende fijar una
especie de realidad natural a modo de estampa y para ello se realzan en
ocasiones las ópticas teatrales y recursos propios de las artes.
El
jardín tiene diferentes ámbitos: el ámbito social (el jardín como ámbito
decorativo con efectos de luz y color, creando de este modo sensaciones a
través de la vista), el jardín productivo (donde se ve cómo se trabaja hablando
de jardín/huerto) entre muchos otros.
El Japón al paso de las estaciones: el jardín japonés y su evolución histórica
El Japón al paso de las estaciones: el jardín japonés y su evolución histórica
Este jardín mantiene las ideas
del antiguo Japón, incluyendo aspectos mágicos y religiosos. En estos jardines
se busca lo que trasciende, lo que es inconmensurable y aquello que marca el
origen del universo. Esta cultura es la única que ha conservado prácticamente
intactos sus jardines debido al clima subtropical, que también ha contribuido a
ello.
El jardín japonés se manifiesta como
expresión de fundamento divino y es por esto por lo que contemplar el jardín ayuda
a la presencia de lo divino. En ellos subyace un esteticismo naturalista en el
que la valoración del espacio vacío se asocia a la belleza trascendente, con un
simbolismo místico y una enorme simplicidad e incluso una cierta austeridad. En
estos jardines queda patente el sentimiento del paso del tiempo, lo efímero y
caduco.
Los elementos básicos del jardín
japonés son el agua, la piedra, los elementos de vegetación y en menor medida
las flores destinadas a representar el Ikebana, los elementos de la creación humana como las arquitecturas asociadas
a pabellones, puentes y casas de té (siendo estos la pantalla arquitectónica de
un alma colectiva). De todos los elementos, el más importante es la roca y es
por ello por lo que la definición de jardín para el japonés se basa en la
colocación correcta de las rocas y el buen jardinero posee conocimientos de
donde ubicarlas. El agua se manifiesta a través del estanque, el cual está
íntimamente relacionado con el ideograma corazón y es por esto por lo que debe
estar oculto o semioculto con el fin de controlar las inclinaciones y las
emociones peligrosas para así aspirar a la armonía.
Un tratado importante para la
elaboración de estos jardines es el Sakuteiki (arte de asentar las
rocas), en el cual se ponen por escrito una serie de conocimientos orales de maestro
a discípulo.
Los principios del jardín son:
adecuarse a la topografía, hacer que fluya el agua, recrear o simular lugares
naturales recogidos y apreciados, recoger los principios del Feng Shui o Fusui
japonés (con simbolismo direccional y colocación de elementos de forma propicia),
así como el intentar capturar el espíritu de la naturaleza en el Kai.
El Feng Shui se basa en estudio
del flujo de energías telúricas (ki), evitando o minimizando que la
energía natural del entorno sea interrumpida y favoreciendo de este modo los
recorridos libres y naturales a través del jardín. En el Feng Shui se
establecen las referencias con los puntos cardinales y con los animales
mitológicos como: el dragón azul (este), el tigre blanco (oeste), tortuga negra
(norte) y pájaro rojo (sur). El Fusui afecta a la elección o colocación propicia de los elementos del
jardín con la combinación de determinadas especies de árboles o ciertas rocas.
Estos jardines presentan unas
épocas diferenciadas en las cuales podemos ver de manifiesto sus diferentes
características.
El jardín del Sakuteiki es de la época Heian. Es un jardín propio
de las villas aristocráticas. En este tipo de jardines, la arquitectura se
sitúa al sur con un lugar para la vida social; también encontramos un área vacía
con grana blanca llamada niwa, que se ubica ante la
edificación de la villa y el shiden, donde se hacen mitos
religiosos y festividades.
En el periodo Asuka, el jardín presenta una influencia china y
está formado por pequeños islotes dentro de un gran estanque que aludían a la
legendaria leyenda de los sabios místicos.
La primera variante del jardín
japonés es el Tsakigama o jardín con colina, gran roca, musgo y lago. La gran
roca representaba el Shumisen o monte meru (según el
budismo la cima y centro del universo representando a la humanidad o humildad)
El
periodo Nara
se trata de un periodo en que la influencia sintoísta está presente y hay una
gran presencia de lagos, rocas y árboles dispuestos para ser contemplados con
placer.
El
periodo Heian
se considera como el estilo auténticamente japonés con el Saku-tei-ki influyendo en
los principios de diseño del jardín. Se configura, de este modo, el estilo Shinden
y aparece el jardín de interior Tsuboniwa en viviendas domésticas.
La influencia del tratado y el
budismo llevan al jardín paraíso, un jardín con gran estanque junto a un
pabellón abierto con la estatua de Buda rodeada por la niwa o tierra del
paraíso. En él, Buda es venerado desde la otra orilla del estanque. El centro
del jardín lo ocupa la capilla de Amida, que es la divinidad que preside la
Tierra Pura. En el centro de la charca, hay una isla que se llama Hourai y
representa el Paraíso. El puente por el que se llegaba a la isla simbolizaba la
entrada en ese mundo paradisíaco.
El
periodo Kunakura
en este periodo aparece el jardín Zen, un espacio destinado a ser instrumento
de meditación, en él la austeridad era requisito para la doctrina Zen. Los
elementos que presenta son: los estanques reducidos, que son recreados en
miniatura, y los paisajes concretos para la meditación contemplativa, usando la
abstracción. Este Budismo Zen se divide en factores: la vida eterna o sei
que se relaciona con la pureza, la vida agradable o jun relacionada con la
jovialidad, libre o so con la simplicidad y bella o ga con la elegancia. En
este periodo, los grandes jardineros son los monjes o sacerdotes budistas o
sintoístas. En este sintoísmo, el símbolo primordial es el espejo de bronce, el
cual manifiesta el alma japonesa y se proyecta en los jardines. Estos jardines
no se recorren, sino que se contemplan puesto que lo que de verdad cuenta es el
alma interior.
Esta influencia de lo Zen debe
mucho a la presencia del monte Fuji, quedando de manifiesto el hecho de que los
orientales nunca se dedicaron a conquistar la naturaleza sino a venerarla.
En él se da una aproximación a la
visión cosmológica del budismo en el que el yo se identifica con la naturaleza
y después se pierde y diluye en ella. En la contemplación de los jardines zen
se intenta llegar a un estado en que se hace visible lo que no se ve y se
escuchan sonidos que nuestros oídos no oyen.
Furuta Shoukin (1911-2001), un
experto en budismo, en su libro Zen to Niwa (El jardín y el Zen), dice: «Una característica del Zen es hacernos ver
lo Absoluto no fuera de nosotros mismos, sino en nuestro interior. El Zen hace
que veamos el mundo externo dentro de nosostros mismos. Nos enseña a buscar la
belleza y felicidad del paraíso dentro de nosotros mismos, no fuera. Incluso
insiste en que podemos conseguir el estado de la iluminación en este mundo. La
montaña que vemos es montaña y no es montaña. La apariencia de las cosas no es
su verdadera esencia. Por eso los monjes afirman las cosas y enseguida las
niegan»
El Zen no habla de ese jardín
real que tenemos ante nosotros, sino que nos sugiere mediante metáforas que ese
jardín es una representación del que tenemos en nuestro interior. Es una
creación artística de un mundo que coincide con el «microcosmos» del que habla
la filosofía occidental.
El
periodo Maromachi:
en este periodo destaca el jardín seco o Karesansui en el cual la grava rodea
a las rocas simulando esta última el agua con tonalidades monocromáticas.
El
periodo Momoyama:
en este destaca el jardín o casa del té, también llamado roji, para la ceremonia
del té, este tipo de jardín es contemplativo. En dicha ceremonia del té se da
la posibilidad de tomar contacto con la naturaleza a través de las texturas y
el ceremonial de la misma.
El
periodo Edo:
en este periodo destaca el jardín a gran escala o jardín parque.
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Templo de Byodo-in (Periodo Heian) |
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Océano de piedras (Periodo Kamakura) |
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Jardín
Hiraniwa "Jardines de meditación" (Periodo Muromachi) |
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Villa
Shisen-do (Periodo Edo)
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Jardín
Rikugien, Tokio, (Periodo Edo)
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Jardín
Kosakuen, Tokio, (Periodo Edo)
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BIBLIOGRAFÍA
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179-192. 2016
RAMÍREZ,
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Alba Ferrer
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