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Ejercicio terminado |
En el 3er ejercicio de nuestro curso de pintura al óleo te propongo pintar estos dos tulipanes. Son una de las tantas flores que nos anuncian la primavera. Su forma es muy fácil de dibujar y es una buena manera de introducirnos en el tema de las flores.
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Propuesta de modelo |
Para construir el modelo, elegí un fondo oscuro que nos recuerda a los bodegones barrocos, y por qué no, holandeses. En mi caso, están ubicados en un espacio negro, pero, si tú no tienes esta posibilidad, puedes hacer lo siguiente: busca una caja en la que entren los objetos, píntala o fórrala de negro o de marrón bien oscuro y ya tienes tu entorno a la manera de los artistas del Barroco.
Decidí usar un formato
rectangular alargado y estrecho: de esta manera se logra más énfasis en la
verticalidad de este modelo. Así guiamos la mirada del espectador en movimiento
abajo-arriba/arriba-abajo. Si estás trabajando en papel, no hace falta recortar
los márgenes: sólo tienes que delimitar los bordes con cinta de pintor (o de
enmascarar, carrocera o masking tape).
¿Qué materiales necesitas? Los mismos que te recomendé en nuestro 1er ejercicio. Agrega un pincel de punta bien fina (no de corte recto, como estábamos usando hasta ahora) para poder pintar líneas y detalles más sutiles. En cuanto a los colores: lograr el morado del tulipán es bastante complicado; te recomiendo para esto buscar un magenta. Para el verde de las hojas necesitamos amarillo medio y amarillo limón. Para el fondo, tierra sombra natural (o tostada, si te gusta más) y azul ultramar.
¿Qué materiales necesitas? Los mismos que te recomendé en nuestro 1er ejercicio. Agrega un pincel de punta bien fina (no de corte recto, como estábamos usando hasta ahora) para poder pintar líneas y detalles más sutiles. En cuanto a los colores: lograr el morado del tulipán es bastante complicado; te recomiendo para esto buscar un magenta. Para el verde de las hojas necesitamos amarillo medio y amarillo limón. Para el fondo, tierra sombra natural (o tostada, si te gusta más) y azul ultramar.
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Dibujo base |
¡Manos a la obra! Comenzamos, como siempre, ubicando nuestro modelo en el soporte que utilicemos. Puedes usar lápiz o carboncillo para dibujarlo. Con el carboncillo, como te comenté otras veces, tienes que tener cuidado de que no te quede muy recargado para que no se te mezcle el polvo con los colores.
¿Cómo lo dibujamos? Vamos a trazar primero una línea como eje central como guía. Para dibujar el florero, recuerda lo que dijimos otras veces: lo reducimos a figuras geométricas. En este caso, es un globito del que sale hacia arriba una especie de trompeta. Los bordes superiores no sobrepasan el ancho del globito. Como tienes la línea-eje, puedes ir midiendo el ancho con una regla, para que te quede perfectamente simétrico.
Para dibujar o pintar
flores de manera profesional, conviene comprender cuál es la esencia de cada
una. No es lo mismo un tulipán que una rosa o una margarita y cada una tiene
su propia manera de ser pintada. Miremos un poco cómo son nuestros tulipanes.
Tienen 6 pétalos y la forma es como la de una copa. (¿Viste alguna vez cómo
guardan el agua de lluvia?) Dentro tienen unos estambres negros que sólo se ven
cuando la flor se abre al final de su ciclo de floración. Tienen un tallo
largo, fino, con pocas hojas. Éstas son gruesas y lanceoladas, como las llaman
los botánicos, es decir, como si fuesen la punta de una lanza.
Al dibujarlo observa
cómo se distribuyen las hojas y el movimiento de las líneas. Imagínatelo como
si fuera una danza. El tulipán de la izquierda, el morado, tiene unas hojas que
salen erguidas, acompañando el tallo; otras, caen hacia el lado izquierdo del
florero, curvándose. En cambio, el tulipán amarillo se apoya sobre el canto
posterior del florero y está cubierto por una hoja más grande, que se pliega
hacia el interior, y también tiene otra hoja que cae en curva.
Ahora
toca darle la primera capa de pintura a nuestro cuadrito. Ponemos en nuestra
paleta magenta, amarillo medio, tierra sombra natural (tierra sombra tostada,
si quieres), azul y blanco en el medio. La idea es llegar a un fondo oscuro sin
usar negro: ya verás cómo el resultado se ve más profesional y más rico en matices.
Otra manera de hacer este tipo de fondos es acudir al tierra van Dyck, el más
oscuro de los tierras, o azul de Prusia. Pero este tipo de azul hay que usarlo
con mucho cuidado porque en cualquier mezcla tiende al verde.
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Nuestra paleta |
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Pintamos el fondo |
Empezamos con el fondo. Previamente delineé los contornos con azul (puede ser cualquier color que tengas en la paleta), pues en mi caso el lápiz apenas se veía. ¿Te acuerdas de la técnica de las manchas de diferentes colores que hicimos en el fondo del ejercicio del tomate? (Pincha aquí.)
Se trata de ir poniendo pinceladas de todos los colores que tienes en la paleta, en diferentes direcciones, hasta cubrir todo el fondo. Esto hace que éste no parezca una pared lisa, sin matices, y que se una a la armonía de colores que aparecen en el resto del cuadro. Usa un pincel ancho para las superficies grandes y uno más angosto para las que requieren más precisión. No pintamos los tallos: esto se hace al final. Queda muy raro, ya lo sé: las flores quedan volando en una noche oscura.
Luego pintamos las flores con magenta y amarillo puro. El fondo está fresco: difumina los contornos, aunque en esta etapa se te ensucie el color de las flores.
Le
toca el turno a las hojas. Para ellas tenemos que hacer dos tipos de verdes:
azul+amarillo medio y azul+blanco+amarillo limón. En este último caso, te
aconsejo que prepares un celeste primero y luego vayas agregando de a poco el
amarillo limón. Este verde es el que se llama “verde veronés”: se puede comprar
en tubo, pero lo ideal es que lo logres tú. En esta etapa sólo hay que
cubrir el blanco de nuestro soporte; pon pinceladas siguiendo la dirección de
la hoja y pinta con los diferentes tonos de verde, según el modelo.
Lo
que vemos a través de este florero es el fondo oscuro agrisado por el efecto
que se da con la luz, el agua y la forma esférica del recipiente. Lo pintamos
con un poco de azul+blanco+tierra sombra natural (o tostada, según lo que estés
usando). Fíjate que no pintaremos nada del tubo superior del florero, no es
necesario: la forma la sugieren la posición de las hojas.
Y olvídate del contorno superior del florero y del borde del agua. Cuando uno tiene que pintar un ramo en un florero, las protagonistas son las flores y todo lo demás tiene que estar subordinado a ellas. Además, en este caso se trata de cristal: uno pinta lo que se ve a través y sólo se detalla la forma con los puntos de luz.
Y olvídate del contorno superior del florero y del borde del agua. Cuando uno tiene que pintar un ramo en un florero, las protagonistas son las flores y todo lo demás tiene que estar subordinado a ellas. Además, en este caso se trata de cristal: uno pinta lo que se ve a través y sólo se detalla la forma con los puntos de luz.
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El florero |
Tenemos que esperar
ahora a que esta capa de pintura se seque. Nos vemos en la próxima sesión.
No te olvides de
limpiar la paleta y los pinceles.
Hoy aprendiste a:
-componer
un modelo de flores y florero,
-a
pintar fondos oscuros a la manera de los bodegones barrocos y
-a
pintar transparencias.
Cuéntanos cómo va tu
cuadro o plantéanos tus dudas vía Twitter en @lacamaradelarte o en @CristinadRosso
BIBLIOGRAFIA
DOERNER, Max: Malmaterial und seine Verwendung im Bilde,
1985
DÜCHTING, Hajo. Bildkomposition,
1990
MAYER, Ralph: The artist’s handbook of materials and
techniques, 1991
©2019
Cristina del Rosso
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