COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE AGNUS DEI

FICHA TÉCNICA
- Obra: Agnus Dei
- Autor: Francisco de Zurbarán.
- Cronología: 1635-1640.
- Estilo: Barroco.
- Técnica: Óleo.
- Soporte: Lienzo.
- Dimensiones: 37.3 cm x 62 cm.
- Ubicación: Museo Nacional del Prado, Madrid, España.
CONTEXTO HISTÓRICO
Tras la primera batalla de Nördlingen
entre tercios españoles y tropas suecas, el general Mathias Gallas, por parte
de Austria y el archiduque Fernando de Habsburgo junto con otros por parte de
España, obtienen la victoria sobre el ejército de Suecia, a cargo de Gustaf
Horn y Bernardo de Sajonia-Weimar. Esta victoria acabó con el dominio sueco en
el sur de Alemania, y como consecuencia, la intervención francesa del Cardenal
Richelieu en la guerra.
El 19 de mayo de 1635, Richelieu declara
la guerra a España de manera oficial, lo que trae como consecuencia un llamado
bélico a los Países Bajos Españoles. Estas decisiones consumaron en el último
periodo la Guerra de los Treinta Años, donde Francia era rival de la monarquía
española, y buscaba legitimarse para sí misma la hegemonía europea, aliándose
con Suecia.
ANÁLISIS FORMAL
Esta pintura con leitmotiv religioso y al mismo tiempo de naturaleza muerta, representa a un cordero merino de apenas unos
meses de vida. Este animal se encuentra sobre una superficie grisácea que
remite a una mesa y es iluminado por un único foco de luz, resaltando el color
y textura de su pelaje. El cordero se encuentra en una posición horizontal con
respecto al plano.
Las cuatro patas del animal están atadas
de modo que tenga una vista simétrica, además de que el nudo destaca del cuadro
en un ingenioso juego visual. Este recurso invita al espectador a participar en
la obra y otorga volumen desde una perspectiva, actuando como un punto de fuga.
El cordero en un acto de sumisión, se mantiene quieto, dándole una atmósfera
estática al cuadro. Los ojos, junto con la posición corporal, indican que sigue
con vida.
En este cuadro son notables las
influencias de Francisco de Zurbarán, al hacer uso del manejo de la luz y la
sombra para brindarle emoción. Aspecto
que recuerda al tenebrismo italiano de Caravaggio. No obstante, también
recuerda al realismo de su contemporáneo Diego Velázquez, cuando plasma el
detalle del cordero. La composición y orden de las formas demuestra la madurez
pictórica de Zurbarán.
Siendo el único elemento plasmado en la
composición, el cordero atrae hacia sí la atención, y con ello, provoca un
sentimiento directo. Punto que también lo ensalza de su calidad animal, para convertirse
en un ícono religioso. Lo cual hace que la intención de naturaleza muerta se vuelva a una de retrato litúrgico, donde el
cordero funciona como un sujeto en
lugar de un objeto.
Esta pintura no es la única con el letmotiv de un cordero entre las sombras
sobre una superficie, sino que existen otras cinco versiones del mismo con
distintas características entre sí, como una suerte de estudio de luz y de
emotividad con el ícono en cuestión. Ésta, por su maestría indiscutible, se
considera la de mejor calidad expresiva y emocional.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Tal como su nombre lo indica, Agnus dei, el cordero es una
representación física de Jesucristo. La alegoría del cordero tiene que ver con
el sacrificio de los corderos para el perdón de los pecados, tal como se indica
en la Biblia, específicamente en los versículos 38 y 39 del capítulo 29 del Éxodo:
«Esto es lo que
ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año cada día, continuamente. /
Ofrecerás uno de los corderos por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la
caída de la tarde.»
El retrato de Jesucristo en un cordero
tiene que ver con el sacrificio que hizo en nombre de la humanidad para el
perdón de todos los pecados, sustituyendo así las ofrendas diarias de los
corderos. Aunque, siendo un acto de profundo amor, el cordero se entrega con
sumisión a su cruel destino. Así se cuenta en Isaías capítulo 53, versículo 7: «Angustiado él, y
afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja
delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca.» Este ícono fue
trasladado a la actitud emotiva del cordero en su sacrificio.
La luz que ilumina el cuerpo del animal
significa la omnipresencia de Dios, así como la compañía que le da a éste; en
contraposición con las sombras en el exterior, la luz le otorga vitalidad y
consuelo. Las patas atadas son la crueldad con la que se trató a Jesucristo en
el momento de la crucifixión, inmovilizándolo contra su voluntad. El rostro del
animal no es inexpresivo, sino que denota su inocencia y oblación ante una
guerra declarada contra la divinidad, como si el pintor quisiera representar
aquí a un pueblo español inocente que se ve amenazado sin quererlo.
La iconografía española del siglo XVII
percibía a la religión como un aspecto que impregnaba la vida, y así al arte en
general. Por eso mismo, el leitmotiv bíblico
es abundante en ese periodo. Zurbarán tiene la intención de provocar ese
sentimiento de otredad alrededor del sufrimiento de Cristo. En ese sentido, la
pintura tiene un valor moral y religioso, en búsqueda de una reflexión.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
BIBLIA ONLINE: https://www.biblia.es/biblia-online.php (Consulta 17/04/2019)
MUSEO DEL PRADO: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/agnus-dei/795b841a-ec81-4d10-bd8b-0c7a870e327b (Consulta 17/04/2019)
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Adonai Castañeda
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