FICHA TÉCNICA
- Título: La muerte de la Virgen.
- Autor: Michelangelo Merisi da Caravaggio.
- Cronología: 1605-1606.
- Estilo: Barroco.
- Técnica: Óleo.
- Soporte: Lienzo.
- Materiales: Pigmentos, aceite, lino.
- Medidas: 369 x 245 cm.
- Ubicación: Museo del Louvre, París.
CONTEXTO
HISTÓRICO-ARTÍSTICO
Sin duda, hablar de La muerte de la Virgen de Caravaggio, es hacerlo de la obra más polémica y controvertida
del artista italiano. La censura de
la obra de Caravaggio fue una constante durante su etapa de madurez. Se pueden citar
los célebres desencuentros entre artista y comitentes en algunos encargos, como
el de su primera versión de San Mateo y
el ángel, para la capilla Contarelli de la iglesia de San Luis de los
Franceses de Roma o La cena de Emaús,
que se conserva actualmente en la National Gallery de Londres; pero lo cierto
es que el lienzo que nos centra no solo fue rechazado instantáneamente por la
esfera eclesiástica, sino que también despertó
el rechazo y absoluta indignación de la alta sociedad romana.
Hay que tener en cuenta que durante los primeros
años del siglo XVII estaban muy presentes
las pautas del Concilio de Trento, es decir, el arte estaba totalmente al
servicio de la doctrina católica y, por tanto, era examinado al más mínimo
detalle. Los fantasmas del Protestantismo, así como de las diversas sectas que
pululaban por los núcleos urbanos despertaban constantes recelos en los censores de la curia, que abogaban por
unas imágenes depuradas, claras y sin ningún atisbo de herejía. Sin embargo,
Caravaggio, insistió en crear obras excesivamente
naturalistas, muy del gusto del pueblo, en las que apenas se hallaban signos de divinidad y en las que, a menudo, se
podían reconocer los rostros de los santos representados, identificándose
fácilmente con personajes populares de la ciudad.
El hecho que terminó desbordando la paciencia de los
interventores fue el rumor, que
pronto corrió por toda la ciudad, que relacionaba la figura de la Virgen con la de una prostituta que había muerto
ahogada en el Tíber. No en vano, algunos estudiosos del tema han apuntado
que la evidente hinchazón en el vientre
de María puede deberse al minucioso naturalismo con el que Caravaggio
representó el cuerpo de esta mujer que, en definitiva, había fallecido de forma
traumática en el rio. Por tanto, el encargo realizado por Laerzio Cherubini,
abogado de la Santa Sede, para su capilla de la iglesia de Santa Maria della
Scala de Roma fue rechazado ipso facto, encomendándose un nuevo
lienzo con la misma temática al pintor Carlo Saraceni.
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Tránsito de la Virgen. Carlo Saraceni. |
Sin embargo, la extraordinaria calidad del lienzo de
Caravaggio despertó inmediatamente el interés
de Rubens, que por aquel entonces estaba en Roma con el encargo de adquirir
obras relevantes para decorar el palacio de Vicenzo Gonzaga, Duque de Mantua. No dudó en adquirirlo, por
consiguiente, el cuadro pasó a formar parte de la colección de este ducado
italiano, no sin antes exponerse en la Academia de San Lucas de Roma. No
obstante, años más tarde, la ruina de la
casa de Mantua provoca la subasta de multitud de piezas artística – entre
ellas La muerte de la Virgen – que
fueron adquiridas por el rey Carlos I de
Inglaterra, uno de los grandes coleccionistas de la época junta a Felipe IV
de España. El periplo del cuadro no finalizó aquí, ya que, tras la ejecución del rey inglés, debido a
los avatares de la revolución inglesa, la colección artística de la corona se
dispersó por diferentes cortes europeas, quedando el cuadro que nos centra en
poder del banquero Everhard Jabach, quien la vendió al rey Luis XIV de Francia en 1671, pasando a formar parte de la colección
del Palacio del Louvre, donde se
sigue conservando.
ANÁLISIS FORMAL
Lo primero que llama la atención es el acentuado tenebrismo de la escena, santo y seña
de la obra de Caravaggio, que podemos apreciarla gracias a que el cortinaje
rojo de la parte superior se ha izado lo suficiente para permitir la vista del
espectador. Este recurso teatral es
habitual en el barroco, sin embargo, esta vez no se muestra una imagen
celestial o evocadora, sino que se presenta una escena austera y severa, en la que el protagonismo recae en una
Virgen María yacente, sin ningún
rasgo distintivo de divinidad, a excepción del tímido nimbo sobre su cabeza. Se encuentra rodeada de los Apósteles
y una figura femenina, identificada por algunas fuentes como María Magdalena, que llora desconsolada en primer plano la muerte de María.
La riqueza ornamental o exaltación celestial de
otros lienzos de temática similar no se hayan presentes en este cuadro, ya que,
los representados lucen ropajes muy
sobrios y austeros, lo que nos recuerda a cualquier escena de duelo del
pueblo llano, desarrollada en la extrema
pobreza. La gravedad de la escena se acentúa debido a la monumentalidad de
las figuras, que están representadas casi
a tamaño natural. El halo de luz que ilumina la escena desde la parte
superior izquierda nos deja ver el virtuosismo del artista con el claroscuro, destacando la
representación de los rostros y manos. En relación a esto último habría que
advertir un detalle que no ha pasado desapercibido para la Historia del Arte: la mano izquierda de la Virgen apunta hacia
la tierra y no hacia el cielo, como suele ser frecuente en este tipo de
escenas, en las que el simbolismo se antoja clave.
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Detalle de La muerte de la Virgen. Caravaggio. |
Más allá de lo comentado, la atmosfera parece
someterse a un silencio sepulcral,
roto solo por los sollozos de los asistentes. No hay motivo para el gozo o la
complacencia pues aquí reina la quietud, el desasosiego y la incertidumbre.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
A menudo, la iconografía de la muerte de la Virgen, se
ha presentado de forma dulcificada por los diferentes artistas que han tratado
este tema. Lo usual es abordar este pasaje desde la espiritualidad o misticismo
a través del Tránsito o Dormición de la Virgen, en la que no
se deja lugar a la duda de la santidad de María. Aun así, es evidente la
predilección del arte cristiano por mostrar el momento justamente posterior, es
decir, la Asunción de la Virgen,
proclamado dogma de la doctrina católica por el Papa Pío XII.
Además, hay que tener en cuenta que la fuente principal de inspiración de este
pasaje es apócrifa, lo que choca
frontalmente con el carisma contrarreformista. En este sentido habría que citar
el Libro de Juan, Arzobispo de Tesalónica,
y la Narración de Pseudo José de Arimatea,
aunque el escrito más difundido por Europa fue el Libro de San Juan Evangelista “El
Teólogo”, que, de hecho, sirvió de base para muchas de las diferentes
manifestaciones artísticas de esta temática.
Este evangelio apócrifo relata los últimos instantes de la Virgen María en
Belén – otros escritos apuntan a que este hecho acaeció en Jerusalén –
ciudad en la que vivía. Se cuenta que el arcángel
Gabriel se le apareció con el anuncio de su inminente muerte y posterior
subida a los cielos. En ese momento, María imploró a Jesús que le concediera la
gracia de estar rodeada de los apósteles
en el momento del tránsito. Atendiendo a la petición, Jesucristo hizo
llegar a los Apósteles sobre una nube desde los diferentes sitios en los que
estaban predicando. Incluso algunos que ya habían muerto acudieron a la llamada
divina. Posteriormente, una corte celestial acudió para recoger el alma de
María que ascendió a los cielos en presencia de todos. Si bien, habría que aclarar que en las fuentes apócrifas no se menciona que María Magdalena estuviese presente en las últimas horas de la Virgen, por lo que la figura femenina podría representar a algunas de las tres doncellas con las que vivió en sus años finales: Séfora, Abigea y Zael.
Es evidente, que la representación de Caravaggio rehúsa de cualquier atisbo de
trascendentalismo y ahonda en el
naturalismo desgarrado de un duelo vulgar y cotidiano. Hecho que, por si
mismo, hubiera bastado para justificar el rechazo que tuvo por sus coetáneos, a
pesar de su incuestionable virtuosismo pictórico.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
CARMONA, Eugenio: Caravaggio. Madrid, 2005.
JIMÉNEZ-BLANCO, María Dolores: “Caravaggio: pionero,
disidente y libre”, Descubrir el arte.
Nº 80, 2005. pp. 72-78.
PÉREZ SANTOS, Ana Isabel: “Caravaggio y Rubens”, ArtyHum. Nº 19, 2015. pp. 70-77.
SANTOS OTERO, Aurelio (ed.): Los evangelios apócrifos. Madrid, 2012. pp. 307-322.
VILLENA,
Luis Antonio: Caravaggio, exquisito y
violento. Barcelona, 2000.
ZUFFI, Stefano: Caravaggio.
Una
revolución terrible y sublime.
Barcelona, 2003.
José Antonio Castel
en el contexto histórico de esa epoca la que pretende triunfar es la heretica iglesia católica que se ha hecho con el poder total y ahora quiere atraer al vulgo por medio de dichas obras.
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