El
23 de agosto del 1911 París amanece con la noticia de que había sido robada del Museo del Louvre la obra más famosa de Leonardo
da Vinci, La Gioconda (1503),
ocupando las portadas de diarios de todo el mundo.
Tras
las investigaciones la policía daría con una serie de pistas que los llevó a detener, para ser interrogados como
sospechosos del robo, sorprendentemente al
pintor Pablo Picasso y el poeta Guillaume Apollinaire. Pero, si bien eran
inocentes de haber robado La Gioconda,
en realidad eran culpables de haber robado anteriormente en el Museo del
Louvre, pues en el armario de Picasso se escondían varias cabezas de estatuas íberas que habían sido robadas en 1907
por Géry Pieret, el secretario de Apollinaire, y casi con toda seguridad el
propio Picasso colaboró directamente con el robo.
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Pablo Picasso y Guillaume Apollinaire. |
El
Museo del Louvre reunía desde 1904 unas cincuenta piezas en una sala
dedicada al arte íbero, de la que Picasso, fascinado por su plástica, era un
visitante habitual. De esta colección, Géry Pieret, que había robado en el
Louvre en múltiples ocasiones, se hizo con tres
estatuillas, de las que dos fueron a parar al taller del pintor, compradas por 50 francos aun sabiendo su
procedencia, con Apollinaire como cómplice.
A
pesar de que estuvo en los titulares de los periódicos internacionales en 1911,
la participación de Picasso en este robo de arte, que se conocería como el affaire des statuettes fue poco
conocida. El pintor, fascinado por el arte antiguo y primitivo en aquellos
días, estaba abandonando el realismo y
la perspectiva clásica, las utilizó como inspiración para sus experimentos
vanguardistas mientras pintaba Las
Señoritas de Avignon (1907).
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Dos de las cabezas íberas robadas por Géry Pieret en el Louvre. |
En
la primera década del siglo XX, robar
objetos del museo del Louvre no era particularmente difícil, además, estas
pequeñas estatuillas no eran muy valoradas ni estaban bien protegidas, dispuestas
en mesa sin vitrinas de vidrio. Las obras expuestas desaparecían del Louvre con
la suficiente regularidad como para que los periódicos se quejaran con frecuencia
de la escasez de seguridad, llegando
en alguna ocasión, a lamentar que esto llevase a la desaparición de La Gioconda.
Finalmente,
el robo más famoso del mundo ocuparía las portadas de todos los diarios en
1911. La oleada de prensa no tardó en llegar, provocada primero por el robo de La Gioconda y, más tarde, por el
alboroto causado por la publicación de una carta donde Géry Pieret hablaba
sobre cómo se habían producido los robos de arte íbero y la facilidad con la
que él mismo había sacado las piezas del museo. Y, aunque en el reportaje no se
dieron nombres, cuenta cómo luego se vendieron los objetos robados a unos
amigos en París, uno de los cuales era pintor -resultó ser Pablo Picasso- y
poseía dos de los bustos.
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Portada de Le Petit Parisien el 23 de agosto de 1911. |
El
temor por ser atrapado con propiedad robada del Louvre fue tan grande que decidieron
al día siguiente que Apollinaire devolvería personalmente las dos estatuillas que habían sido robadas
en 1907 al Paris Journal. Y esto, junto a la conocida asociación de Apollinaire
con Géry Pieret, los iba a convertir en sospechosos directos del reciente robo
de La Gioconda.
Apollinaire
fue arrestado por el robo de las cabezas de las estatuas y, para compensar la
falta de progreso en el caso de La
Gioconda, se lanzó otra acusación que lo involucraba en su robo.
Interrogado y encarcelado durante dos días, se vio obligado a revelar el
vínculo con Picasso en el robo del Louvre por lo que la policía arrestaría
también al pintor bajo la acusación de compraventa de arte robado.
En ese momento los dos pasaron a ser los principales sospechosos del que fue
denominado como “robo del siglo”.
Durante
el interrogatorio, llegó un momento de máxima tensión cuando la policía trajo
ante Picasso a su amigo Apollinaire. El juez le preguntó si lo conocía,
Picasso estaba tan asustado ante la posibilidad de ser deportado a España, que
en un acto de cobardía respondió: “No
le he visto en mi vida”.
Por
supuesto, Apollinaire y Picasso no
tenían nada que ver con el robo de La Gioconda y el día después de que los
periódicos informaran sobre el arresto de Apollinaire, el Paris Journal recibió
una carta de Géry Pieret – que había huido a Bruselas – donde declaraba que
Apollinaire era inocente, y que él había
sido único responsable del robo de las estatuas. Con el ladrón de la obra
de da Vinci todavía en libertad, la policía no estaba interesada en quién robó
un par de estatuas íberas sin mayor valor aparente, por lo que fueron
liberados.
En
noviembre de 1913 el cuadro apareció en manos de un tal Vincenzo Peruggia, antiguo trabajador del Louvre, que se había
llevado La Gioconda, envuelta en una sábana
blanca y escondida bajo su abrigo, para devolverla a Italia, donde "realmente pertenecía".
Pocos días después estalló la Primera Guerra Mundial, los nombres de Picasso y
Apollinaire, que se ofreció como voluntario para el ejército francés, quedaron
limpios y "El robo del siglo" dejó de tener importancia.
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Representación del robo que muestra a Peruggia escondiendo el lienzo bajo el abrigo. |
Este
suceso tuvo tal influencia sobre el arte de Picasso y el auge de las
vanguardias del siglo XX que las huellas de todo este tejemaneje quedaron plasmadas
en la famosa obra de Las Señoritas de
Avignon, donde las formas de las
estatuillas ibéricas robadas desempeñaron un papel clave en la historia del
arte, pues se integraron en el famoso cuadro, ampliamente considerado como la primera gran obra de la modernidad.
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Las señoritas de Avignon, pintado por Pablo Picasso en 1907. |
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Cabeza íbera del s. III - II a.C. Se puede apreciar su influencia en los rostros pintados por Picasso. |
El cubismo triunfó
y Picasso se fue convirtiendo poco a poco en el artista más grande del siglo XX. El propio pintor, en una
entrevista realizada en 1960, cuando ya el affaire
des statuettes estaba más que olvidado, afirma que las orejas de Las Señoritas de Avignon son las mismas que las de las piezas robadas.
Y es que no es casualidad que precisamente esa obra fuera la primera obra de
arte cubista, ni que fuese realizada en 1907, mismo año en que Picasso compró las estatuillas robadas.
CHARNEY, N:
“The affaire of the Statuettes Reexaminated”, Art & Crime: Exploring the Dark Side of the Art World. New
York, 2009
WEBGRAFÍA
WIKIPEDIA: https://en.wikipedia.org/wiki/Les_Demoiselles_d%27Avignon
(Consulta: 27/07/2018)
WIKIPEDIA: https://en.wikipedia.org/wiki/Mona_Lisa
(Consulta: 27/07/2018)
Rosario Quirós
Brillante
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