Como ya sabéis, el pasado 20 de
marzo dijimos adiós al invierno para dar la bienvenida a la primavera. Para
celebrar este cambio de estación, vamos a hacer un viaje a la Antigüedad
Clásica para conocer cómo griegos y romanos explicaban este fenómeno natural a
través de uno de los mitos más hermosos dentro de la mitología clásica: el
rapto de Proserpina (para los griegos, Perséfone).

“no lejos de las heneas murallas un lago hay (…) perpetua primavera es. En la cual floresta, mientras Proserpina juega y violas o cándidos lirios corta y mientras con su afán de niña canastos y su seno llena (…) casi a la vez que vista fue, amada y raptada por Dis (…) La diosa, aterrada, con afligida boca a su madre y a sus acompañantes clamaba, pero a su madre más veces (…) el vestido había desgarrado, las colectadas flores de su túnica aflojada cayeron”
“Metamorfosis” de Ovidio
Ceres, diosa de la tierra y las
cosechas, tuvo una hija con su hermano Júpiter: Proserpina. Era una joven
feliz, risueña y extremadamente hermosa. Un día, mientras correteaba por los
campos recogiendo flores y frutos, el dios del inframundo, Plutón, la vio y se
enamoró perdidamente de ella. Proserpina estaba recogiendo flores cuando, de
repente, la tierra se abrió bajo sus pies y de ella surgió un enorme carro
tirado por caballos negros como la noche en el que iba Plutón. La joven intentó
huir, pero fue en vano, pues el dios la raptó violentamente y se la llevó con él
a su reino subterráneo, donde la convirtió en su esposa.
Ceres estuvo buscando a su hija
durante días, desesperada y triste, desatendiendo sus labores para con la
tierra, quedando los campos yermos, las flores marchitas y los árboles estériles
de frutos. Hasta que un día, en medio de su desesperada búsqueda, supo por el
dios Sol que su hija estaba junto a Plutón en el Inframundo. Ceres, descendió a
los infiernos para rogarle al dios que le devolviese a su hija, pero éste se
negó, alegando que la joven había comido unos granos de granada y que ya no
podía abandonar el submundo, pues había una norma en el reino de los muertos:
aquel que ingiera algún tipo de alimento durante su estancia, permanecería allí
para siempre.
Pasado un tiempo, los hombres comenzaron
a pedir ayuda a Júpiter, pues se estaban muriendo de hambre. El padre de los
dioses comprendió que la causa de ese desastre era la tristeza de Ceres por haber
perdido a su hija y la única solución era devolver a la joven a la superficie
para que así la diosa volviese a su labor. Júpiter bajó al reino subterráneo de
Plutón para hablar con su hermano, quien le dijo lo mismo que a Ceres:
Proserpina no podía volver a la superficie, pues había comido en el Inframundo.
Júpiter conocía la ley, pero entonces llegó a un pacto con su hermano: la joven
pasaría la mitad del año en la superficie junto a su madre y la otra mitad en
el reino de los muertos junto a su marido.
A partir de entonces, Ceres
estaría seis meses triste e inactiva, esperando el regreso de su hija (otoño e
invierno) periodo en el que la tierra no florecería ni daría fruto. Los seis
meses restantes, la tierra se llenaría de fertilidad (primavera y verano) pues
Proserpina estaba junto a su madre. Para que este tiempo juntas fuese más provechoso,
el dios Sol las obsequiaría con días más cálidos, largos y luminosos.
Este tema mitológico ha sido
tratado muchas veces a lo largo de la Historia del Arte, en diversos momentos y
épocas, por diferentes artistas. Aunque todas las obras recogen el mismo mito,
todas lo hacen de manera diferente, aferrándose al estilo del momento, al alma
del artista e, incluso, al gusto del mecenas.
Vamos a ver tres ejemplos, dos de ellos recogen el mito del rapto y el
otro es una de las mas bellas representaciones de la primavera que podemos encontrar
en la Historia del Arte.
EL RAPTO DE PROSERPINA
Título de la obra: El rapto de Proserpina
Autor: Gianlorenzo Bernini
Cronología: 1621-1622
Estilo: Escultura Barroca
Material: Mármol
Ubicación: Galería Borghese (Roma)
Vemos como Bernini ha convertido
al dios es un vulgar secuestrador, de pelo revuelto, ávido de las jóvenes
carnes de la dama. Mientras Plutón sujeta a Proserpina con brutalidad, la joven
intenta zafarse horrorizada de su abrazo. La agonía del rostro de Proserpina contrasta
con la mirada lasciva de Plutón, que hunde sus enormes manos en las sensuales
carnes de la joven.
Este tratamiento del tema pudo
ser una excusa para que Bernini demostrase sus amplios conocimientos de la
anatomía humana. Vemos a los cuerpos en tensión, retorciéndose por la agitación
del momento, todo ello enfatizado por una composición de potentes diagonales.
Además, no podemos olvidar que nos encontramos en pleno Barroco, donde las
representaciones se vuelven mucho más enérgicas, con movimientos más bruscos en
los personajes, que además muestran sus sentimientos sin tapujos, muy alejado
de la corrección renacentista.
EL RAPTO DE PROSERPINA
Título de la obra: El rapto de Proserpina
Autor: Pedro
Pablo Rubens
Cronología: 1636-1637
Estilo: Pintura Barroca
Material: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Museo del Prado (Madrid)
Rubens nos muestra una escena
llena de dinamismo, angustia y horror. Plutón se lleva a la joven ante la atenta
mirada y la incapacidad de impedirlo de Minerva, Venus y Diana. La joven está
aterrada ante lo que le sucede e intente huir de los brazos del dios, todo en
vano. Esta obra esta llena de un
colorido muy vivo, con personajes casi monumentales de una gran exhuberancia y
carnosidad en sus cuerpos. Para conseguir ese dinamismo, Rubens usa líneas
curvas, escorzos y una pincelada muy suelta, todo acompañado de gran detallismo
y de unos rostros muy expresivos.
LA PRIMAVERA
Título de la obra: La primavera
Autor: Sandro Boticcelli
Cronología:
1477-1478
Estilo: Pintura
Renacentista (Quattroccento)
Material: Temple sobre tabla
Ubicación: Galería Uffici
(Florencia)
Una de las obras
más bellas y delicadas del Renacimiento y, a titulo personal, de toda la
Historia del Arte, quizá comparada con la delicadeza de los pintores
prerrafaelistas. Vemos un friso
lleno de personajes donde el centro lo ocupa Venus, diosa del amor (sentimiento
vinculado a la primavera) A la derecha está Céfiro (dios del viento del oeste)
persiguiendo a la ninfa Cloris que, al ser tocada por el dios, se transforma en
Flora, diosa de la vegetación y las flores (figura con vestido de flores).
Sobre Venus,
Cupido dirige sus flechas hacia las Tres Gracias (servidoras de Venus), situadas
a la izquierda de la escena. Concretamente está apuntando a Castitas, que mira
al dios Mercurio, mensajero de los dioses. Es una obra
delicada, casi etérea, donde Botticelli da protagonismo a la línea, que marca
los ritmos danzarines de las figuras que parecen flotar en un mundo que no es
el nuestro, con unos rostros casi de porcelana, muy característicos del maestro
renacentista.
DIKU-ADUERA,
Vicki: Mitología griega. Ediciones Hnos.
Marmataki
GOÑI, Carlos. Cuéntame un mito. Editorial Ariel,
2015.
MARTÍNEZ BUENAGA, Ignacio;
MARTÍNEZ PRADES José Antonio; MARTÍNEZ VERÓN, Jesús, Historia del Arte. Paterna (Valencia) 1998 Editorial ECIR
VV.AA.: El ABC del arte. Editorial
Phaidon Press, 2011.
VV.AA.: Enciclopedia Arte al Detalle. Tomo siglo
XV-XVI (primera parte) Renacimiento Italiano. Circulo de Lectores.
Editorial Dorling Kindersley, 2009.
VV.AA.: La guía del Prado. Madrid, 2014.
ARTE HISTORIA: https://www.artehistoria.com
ARTE E ICONOGRAFÍA: https://www.arteiconografia.com
HISTORIA ARTE (HA!): https://historia-arte.com
MUSEO DEL PRADOhttps://www.museodelprado.com
Miriam Reyes
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