FICHA TÉCNICA
- Título de la obra: El abrazo (Amantes II)
- Autor: Egon Schiele
- Cronología: 1917
- Estilo: Expresionismo
- Técnica: Óleo
- Soporte: Lienzo
- Ubicación: Österreichische Galerie Belvedere
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Para hablar de la obra de Egon Schiele es necesario conocer brevemente
su obra anterior. Se trata de un personaje que pese a su muerte prematura, es
considerado uno de los artistas más importantes del expresionismo en Viena,
junto a otras personalidades conocidas
como Gustav Klimt y Oskar Kokoschka.
Desarrolla su propio estilo y
lenguaje rápidamente asistiendo a la Academia de Bellas Artes de Viena. En 1909
abandonaría la Academia tras una disputa con Christian Griepenkerl, profesor de
la misma que se oponía a la innovación pictórica. Este mismo año se asocia con
otros jóvenes artistas dando pie a la creación de Neukunstgruppe, presentado
en el Salón Vienés de Pisko por primera vez.
Su obra se mueve en una temática
relacionada con el conflicto de amor y soledad, la vida y la muerte. La obra que vamos a analizar en
concreto se realiza en 1917, y refleja el cambio en la obra y la vida de
Schiele, ya que su provocadora forma de representar los cuerpos desnudos, de
manera muy sexual y explicita, le hicieron ingresar en prisión durante tres
semanas por algunos dibujos de jóvenes semidesnudos, que fueron considerados
pornografía. Finalmente se demostró que era inocente y fue puesto en libertad.
Como hemos dicho, esta obra en cuestión es un pequeño reflejo de cambio
en la línea habitual del artista, ya que tras las acusaciones y la mala fama
que estas conllevaron, decidió viajar a Viena con Wally Neuziel, quien fue su
compañera, modelo y amante desde 1911.
Posteriormente, conoció allí a las hermanas Harms, pertenecientes a la
clase burguesa, a las cuales cortejó sutil y simultáneamente. En 1915 pide y le
conceden la mano de Edith Harms, una de las dos hermanas, quien acepta con la
condición de que terminara su relación con Wally, cosa que hizo y que reflejó
en su obra La Muchacha y La Muerte, 1915.
A partir de este momento, la protagonista de sus obras sería Edith. Su
estilo se hizo más suave y dulce, evitando las imágenes explicitas de su etapa
anterior. Ahora se decanta por un aire más calmado y erótico, dando cabida a la
sugerencia, en contraposición a la tensión sexual tan agresiva que le había
caracterizado años antes. Crea en esta obra un aura de complicidad, donde
encontramos dos figuras recostadas en un fondo de sábanas blancas arrugado,
fruto del movimiento y reflejo del expresionismo en el que se mueve el artista.
Se recuestan el uno abrazado al otro fundiéndose hasta convertirse en una sola masa
central, que rompe diagonalmente el fondo blanco.
La atmósfera se recrea en la sutileza y la sugerencia, pues no muestra
los órganos genitales de ninguna de las figuras protagonistas, aumentado así
esa sensación de intimidad y de pureza en la pareja.
ANÁLISIS FORMAL
Encontramos una obra centrada en un espacio rectangular, apaisado, con las figuras en línea diagonal
que llevan de una esquina a la contraria sobre una sábana blanca plegada con un
punto de vista desde arriba con multitud de movimiento y expresión determinante
en la obra de Schiele.
La obra se compone principalmente de dos figuras centrales, que aparecen
enlazadas consiguiendo un único cuerpo central, recostado sobre una sábana
blanca que les rodea enmarcando la figura dentro del fondo. Aparece en la obra
un fuerte dinamismo que sigue la línea del expresionismo y del autor, reflejada
en las líneas onduladas de la misma, al igual que en los cuerpos. La figura
femenina se encuentra con las piernas contraídas, sus brazos rodean el cuello
de la figura masculina, quien le corresponde y aparece en una postura flexionada,
demostrando cierta tensión muscular en su espalda sobre el cuerpo femenino. Además
el movimiento de la sabana desordenada y el cabello de ella, que se resuelve
con una línea ondulada sobre la parte superior de la obra.
La obra responde a una línea
propia en el movimiento expresionista en el que se mueve Schiele y en la obra conocida
con anterioridad del mismo, trazando unas líneas gruesas y firmes, que no
rectificaría hasta que finalice la obra.
Estas líneas enmarcan el dibujo y se sitúan dentro una paleta de color de tonalidades tierra, donde los
protagonistas resaltan en el ocre del fondo, que rompe con el color blanco de
la sabana que envuelve a las figuras. Éstas, de colores rosados y beige,
cuentan con ciertas tonalidades de grises en la fisionomía de las mismas y
dándole profundidad con un juego de luces y sombras a la obra.
Las figuras sobre las que recae el peso de la escena demuestran el conocimiento
anatómico del pintor y su preocupación por las manos, elemento muy reconocible
en la obra de Schiele y de gran protagonismo en la mayoría de sus retratos. Resalta
la musculatura del personaje masculino en la espalda, definida por el juego de
sombras sutiles del que hablábamos antes, con la que cubre en parte la figura
de la mujer, ambas figuras se encuentran en una postura de unión. En los
protagonistas es en los que reside la luz
de la composición, haciéndolos destacar sobre el movimiento violento que les
rodea.
BIBLIOGRAFÍA/WEBGRAFÍA
SELSDON, Esther. ZWINGENBERGER,
Jeanette. “Egon Schiele”. Ed:
Parkstone International.
HISTORIA DEL ARTE: www.historia-arte.com
MUSEO ÖSTERREICHISCHE GALERIE
BELVEDERE: https://digital.belvedere.at/
GALERÍA DE IMÁGENES
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Detalle de la obra. Espalda. |
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Detalle de la obra. Manos. |
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Detalle de la obra. Sábanas |
María Gallardo
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