COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE JUDIT
FICHA TÉCNICA
- Título: Judit.
- Autor: Gustav Klimt
- Cronología: 1901.
- Estilo: Simbolismo/Modernismo.
- Técnica: Óleo.
- Soporte: Lienzo.
- Materiales: Pigmentos, aceite, metal, pan de oro y lino.
- Medidas: 84 x 42 cm.
- Ubicación: Österreichische Galerie Belvedere, Viena.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Gustav
Klimt, realizó en 1901 su versión de uno de los temas simbolistas por
excelencia: Judit. Según el libro bíblico
homónimo, Judit, era una joven viuda israelita que vivió en tiempos de la invasión
babilónica. Consciente de que el general invasor Holofernes se había enamorado
de ella, lo sedujo y esperó a que se durmiera para degollarlo y así acabar con
su tiranía. De este modo, la joven se convirtió en toda una heroína para su pueblo,
obteniendo la victoria para Jerusalén.
Judit,
por tanto, se erige como un símbolo de justicia, templanza y firmeza, pero a la
vez del arquetipo de la mujer sin escrúpulos, que actúa teniendo en cuenta únicamente
su voluntad. Asimismo, podría interpretarse como una visión evocadora y sensual
pero, al mismo tiempo, villana y provocadora de desventura. Klimt, nos presenta
su versión de la mujer fatal, para la que seguramente tomó de modelo a Adele
Bloch-Bauer, conocida dama de la sociedad vienesa.
ANÁLISIS FORMAL
Durante
las últimas décadas del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, la cultura
europea atravesó por una época convulsa y, en cierto modo, decadente que
repercutió sobremanera en el plano artístico. Este fenómeno se ha denominado Fin de Siècle, teniendo como epicentro
la ciudad francesa de París. La ciudad estará llamada a ser uno de los
principales focos intelectuales de la Europa decimonónica y el enclave más
destacado del movimiento simbolista. Esta tendencia artística pronto se
difundió por otros países europeos como Inglaterra, Bélgica, Países Bajos,
Alemania, Suiza, Austria, Italia o España. En Austria, Gustav Klimt, sintetizará
las tendencias propias del simbolismo con las ideas modernista, dando lugar a
obras icónicas y paradigmáticas como la que nos centra.
La
heroína aparece representada frontalmente enmarcada sobre un fondo dorado, a
modo de un icono bizantino, en el que no falta el decorativismo propio de la
obra del artista, en la que la utilización del pan de oro fue una constante. La
cabeza degollada de Holofernes, la podemos ver vagamente perdiéndose por el
lado derecho del lienzo, pues lo verdaderamente importante es la presencia de
la grandiosa mujer. En la versión del vienés ha desaparecido todo atisbo de
sangre y dramatismo, cobrando un especial protagonismo el semblante de la
mujer, en el que destacan unos voluptuosos labios rojos y una mirada lasciva y
sensual, paradigma del dualismo triunfo y derrota. El retrato se convirtió en
todo un icono para la época.
Obras relacionadas: El Beso de Klimt.
Obras relacionadas: El Beso de Klimt.
BIBLIOGRAFÍA
GODOY
DOMÍNGUEZ, María Jesús: “El dorado en la obra de Gustav Klimt: reminiscencias
medievales de un color”, Comunicación:
revista internacional de comunicación audiovisual, publicidad y estudios
culturales. Nº1, 2002. pp. 313-332.
LA
SANTA BIBLIA: Judit. Madrid, 1997.
MARGARIT,
Isabel: “El mundo de Klimt”, Historia y vida. Nº 527, 2, 2012. pp. 64-71.
PAYNE,
Laura: Klimt. Barcelona, 2004.
SMOLA,
Franz: “Eros y Tánatos en la obra de Gustav Klimt”, Ars magazine: revista de arte y coleccionismo. Nº 8, 2010. pp.
66-73.
WOLF, Norbert: Simbolismo.
Koln, 2009. pp. 82-83.
No hay comentarios:
Publicar un comentario