COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL ÉXTASIS DE ANTA TERESA
FICHA TÉCNICA
- Título: Éxtasis de Santa Teresa.
- Autor: Gian Lorenzo Bernini.
- Cronología: 1647-1651.
- Estilo: Barroco.
- Material: Mármol.
- Ubicación: Iglesia de Santa Maria della Vittoria, Roma.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Santa
Teresa escribiría en el capítulo 29 de su Vida:
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Detalle del ángel que integra el conjunto, representado a la perfección según las memorias de la santa. |
“Quiso
el Señor que viese aquí algunas veces esta visión: veía un ángel cabe mí hacia
el lado izquierdo, en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla;
aunque muchas veces se me representan ángeles, es sin verlos, sino como la
visión pasada que dije primero. En esta visión quiso el Señor le viese así: no
era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de
los ángeles muy subidos que parecen todos se abrasan.
Deben
ser los que llaman querubines, que los nombres no me los dicen; más bien veo
que en el cielo hay tanta diferencia de unos ángeles a otros y de otros a
otros, que no lo sabría decir. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al
fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el
corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía
las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan
grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad
que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se
contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal sino espiritual,
aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan
suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar
a quien pensare que miento” (Vida 29,13)
Es
esta escena, conocida como la
Transverberación, en la que Gian Lorenzo Bernini se inspira para realizar
esta escultura. Iconográficamente, se
representa a una Santa Teresa en un momento de éxtasis mientras el
ángel le clava un dardo en el corazón, siguiendo fielmente la descripción dada
en el texto de la santa. Bernini consigue retratar a la perfección la expresión
extenuada de la santa, que se deja caer lánguidamente abandonándose a la
llamada de Dios, abriendo un nuevo capítulo en su representación
iconográfica: No solo es el dolor
espiritual que santa Teresa describió en su Vida lo que se quiere plasmar, sino
su eco corporal, cosa que el escultor realiza a la perfección,
haciendo parar el tiempo (algo en lo que es perfectamente experto, véase El
rapto de Proserpina, entre otros) alrededor de este momento místico.
ANÁLISIS FORMAL
Es
completamente necesario enmarcar la escultura en el contexto de la capilla en
la que se encuentra. Ésta se trata de la capilla Cornaro, encargada por el cardenal Cornaro en 1647 y que se
sitúa en la iglesia de Santa Maria della Vittoria en Roma. Se trata de una
capilla familiar, por lo que en ella podemos identificar a los distintos
miembros de la familia Cornaro representados. La capilla es tan importante en
el contexto del barroco ya que consigue
una total integración de las artes, obteniendo una composición perfecta. La
capilla se organiza, siguiendo la teatralidad típica del barroco, a modo de una
escena teatral: A los lados y situados en tribunas, la familia Cornaro asiste a
la escena del éxtasis mientras charlan entre ellos de manera animada. La
escultura de santa Teresa se encuentra en el centro, alojada en una hornacina
formada por columnas a los lados y coronada por un dintel curvado que aporta
movimiento a la escena. Se trata, por tanto, de un verdadero escenario (el propio Bernini ya tenía experiencia
trabajando en el diseño de escenarios). Toda la capilla está realizada en
mármol de gran variedad de tipos y colores diferentes, en total más de 20
variedades distintas, lo que lo convierte en un proyecto muy rico, costoso y
lujoso.
La
escultura es el eje central de la
composición y adquiere su importancia debido a la mirada de la persona
que la observa, así como de la familia Cornaro. Se encuentra, así, situada en
un plano superior, el plano del cielo, al estar completamente enmarcada e
inaccesible para el espectador. Las luces, potenciadas por el carácter cinético
de la escultura, contribuyen a este efecto: sobre el conjunto, nos encontramos
con una ventana que se enfatiza directamente con unos rayos dorados que
reflejan la luz natural. El 15 de octubre, día de santa Teresa, la luz incide
directamente sobre la escultura creando un efecto sobrenatural y único. Realizada en su totalidad en mármol blanco, Bernini
sabe captar a la perfección el sutil movimiento tanto de las vestimentas de la
santa (caracterizadas por ese plegado barroco que tanto repite el maestro
escultor), como del vaivén del ángel; e imprime asimismo un carácter etéreo a
la composición. Se trata de una obra
tremendamente expresiva que es capaz de sobrecoger al espectador
debido a la gran capacidad que tiene Bernini de crear no solo una composición
que hable por sí misma, sino todo un ambiente, un conjunto de luces, colores y
formas diagonales en el que cualquiera puede verse sumergido.
Esta
obra constituye todo un icono de la
escultura barroca italiana en su foco romano debido a que concentra en
sí misma todos los condimentos propios de esta corriente artística. Además, ha
acabado dando lugar no solo a toda una fuente de inspiración para futuros
artistas, sino a una nueva corriente iconográfica de santa Teresa en pleno
éxtasis.
GALERÍA DE IMÁGENES
Eva Freire
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