COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA TORRE DE BELEM
FICHA TÉCNICA
- Título: Torre de Belem o Torre de San Vicente.
- Autor: Francisco de Arruda.
- Cronología: 1515-1520.
- Estilo: Manuelino o Gótico tardío.
- Material: Piedra.
- Altura: 30 metros.
- Ubicación: Lisboa, Portugal.
Uno
de los monumentos más importantes y populares de Lisboa es, sin duda, la célebre
Torre de Belem. Cualquier viaje a la capital portuguesa estaría incompleto sin
la visita al baluarte, que se ubica a orillas del rio Tajo. Debido a la posición
estratégica de la ciudad lisboeta, enclavada en un estuario fluvial muy próximo
al océano Atlántico, la protección de la misma se hizo indispensable, pues el
reino portugués basaba gran parte de su riqueza en el comercio marítimo que mantenía
con sus colonias. El incesante tráfico naval, que abastecía a la ciudad de innumerables
productos y bienes, hizo necesaria la construcción de un sistema defensivo
eficiente que garantizara la seguridad comercial.
En
el reinado de Manuel I (1495-1521), se llevaron a cabo numerosas reformas y
mejoras de las infraestructuras de la ciudad, gracias al éxito de las
expediciones de ultramar. Uno de los proyectos más ambiciosos se desarrolló en
el barrio de Belem, que por aquel entonces quedaba fuera del núcleo central de
la ciudad. Sin embargo, era un barrio popular y concurrido por exploradores y
aventuraros, que buscaban probar suerte en la carrera de Indias embarcando en los
navíos que partían del puerto. La Torre de Belem, declarada Patrimonio de la Humanidad
en 1983, formaba parte de un conjunto defensivo junto al baluarte de Cascais y
el fuerte de San Sebastián de Caparica.
ANÁLISIS
FORMAL
El
monumento se compone principalmente de dos cuerpos, el baluarte de la zona inferior
y la torre de la zona superior. La planta del baluarte es hexagonal y deudora
de los proyectos defensivos que Francesco Giorgio Martini publicó en 1502 en su
tratado Di architettura civile e militare.
El arquitecto italiano realizó numerosos estudios para mejorar las
infraestructuras militares propuestas por Leone Battista Alberti y Filarete. A
día de hoy no se discute que Francisco de Arruda se sirviera de estas
soluciones italianas. La base de la torre se conforma por una galería de bóvedas
de crucería, salpicada de ventanas cuadrangulares que servían como disparaderos
para los cañonazos de la artillería, y una corona almenada en la que se insertan seis
garitas, o puestos de vigilancia, que se cierran con pequeñas cúpulas de gajos
de naranja. El centro del baluarte se organiza mediante un pequeño claustro
rectangular que sirve para iluminar el interior del conjunto.
Por
su parte, la base de la torre es cuadrangular y está compuesta de cinco pisos.
El primero de ellos, conocido como la Sala del Gobernador, está dotado de otras dos
garitas empotradas al muro, que miran hacia la zona terrestre. Cabe decir que
durante la pleamar, la torre queda totalmente rodeada de agua y la comunicación
con la zona terrestre se limita a un puente levadizo. A buen seguro, las
garitas de la primera planta estaban destinadas a la observación y guarda del propio
embarcadero. Sobre ella, se ubican tres pisos más, la Sala de los Reyes, la
Sala de Audiencias y la Capilla, respectivamente. Todas se resuelven con una decoración interior muy sobria, propia de las edificaciones militares. Destaca la balaustrada de la
Sala de los Reyes, que se abre al mar mediante siete arcos de medio punto. El
conjunto se remata con una Terraza almenada y flanqueada de otras cuatro
garitas, una por cada ángulo. La zona más alta de la torre es un lugar excelente
para disfrutar de las vistas de la desembocadura del Tajo.
ANÁLISIS
ICONOGRÁFICO
Si
el interior de la fortificación destaca por un sobrio programa iconográfico, el
exterior de la misma se resuelve con un gran despliegue propagandístico del
arte manuelino. Probablemente, la torre no solo tuvo una labor defensiva,
sino que también cumplía una función icónica y simbólica como puerta de entrada a
una de las urbes más prosperas de la Europa del siglo XVI. Como cabe esperar,
se desplegó todo los elementos propios del arte portugués de esta época: escudos
nacionales, esferas armilares, la cruz de la orden de Cristo, corales, algas,
diferentes tipos de hojas de árboles, piñas, caracoles, animales fantásticos,
racimos de uvas, redes, cinturones con grandes hebillas, y todo tipo de cuerdas y
cabos entrelazados. Los remates y penachos se resuelven mediante cestería y
filigranas, que recuerdan al estilo plateresco español.
En
la terraza del baluarte destaca una imagen mariana bajo un doselete
profusamente decorado, que responde a la advocación de Virgen del Feliz Retorno.
Las relaciones simbólicas son evidentes. Responde a la tradicional tipología de
virgen erguida que sostiene al niño con el brazo derecho. En la mano izquierda
porta un racimo de uva, fruto que en la tradición cristiana se relaciona con la
sangre de Cristo y por consecuente con el sacramento eucarístico. Por último,
destacaremos la presencia de un Rinoceronte, situado bajo una de las garitas
del baluarte a modo de tenante, que goza de gran popularidad entre los
visitantes de la torre. Se ha podido documentar que Afonso de Albuquerque,
gobernador de la India portuguesa, trajo a su vuelta a Lisboa, en 1515, un
ejemplar de rinoceronte como regalo para el rey. La expectación que creó el
animal entre los lisboetas de la época es comprensible, pues en Europa rara vez
se había visto un ejemplar de esta especie, por lo que no es raro que quisieran perpetuar la efigie del exótico animal en esta construcción.
CURIOSIDADES
La
torre ha tenido varias funciones a lo largo de su historia, pues además de su
uso defensivo, sirvió de cárcel, faro y centro recaudatorio de impuestos. En 1755,
tras un catastrófico terremoto y maremoto, Lisboa, quedó devastada. El barrio
de Belem resultó especialmente afectado, por lo que la torre que se mantiene en
la actualidad es fruto de una gran reconstrucción realizada durante el siglo
XVIII, que respetó todos los elementos originales de la época manuelina.
BIBLIOGRAFÍA
DIAS, Pedro; RODRIGUES, Dalila y GRILO, Fernando: El Manuelino: El arte portugués en la época de los descubrimientos. Madrid, 2002.
OLIVEIRA MARQUES, Lina María: "Repertorios formais e iconograficos dos portais manuelinos", Cuadernos de arte e iconografía. Tomo 6. Nº 12, 1993. pp. 85-91.
GALERÍA DE IMÁGENES
BIBLIOGRAFÍA
DIAS, Pedro; RODRIGUES, Dalila y GRILO, Fernando: El Manuelino: El arte portugués en la época de los descubrimientos. Madrid, 2002.
OLIVEIRA MARQUES, Lina María: "Repertorios formais e iconograficos dos portais manuelinos", Cuadernos de arte e iconografía. Tomo 6. Nº 12, 1993. pp. 85-91.
GALERÍA DE IMÁGENES
José Antonio Castel
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