COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA DAMA DE ELCHE
- Título: Dama de Elche
- Autor: Desconocido
- Cronología: Siglos V y IV a.C.
- Estilo: Arte íbero
- Material: Piedra caliza
- Ubicación: Museo Arqueológico Nacional, Madrid
Nos encontramos ante una de las
obras más importantes de la cultura íbera, cuyo autor actualmente es
desconocido. Esta escultura mide unos 56 cm de altura y pesa 65,08 kg. La obra
fue encontrada cerca de Elche, en un montículo que los árabes llamaron Alcudia
(montículo) y fue Manuel Campello, un humilde trabajador, quien la encontró el
4 de agosto de 1897.
En el momento del hallazgo
conservaba restos de pintura roja, azul y blanca que decoraba, los labios, la
mantilla y el manto. Actualmente la escultura se encuentra bastante bien conservada,
aunque muestra diversos golpes y erosiones causado por el paso del tiempo.
ANÁLISIS FORMAL
La persona representada es una
mujer con rasgos posiblemente idealizados y ataviada con majestuosos ropajes y
joyas. Esta escultura posee en su parte posterior una cavidad de la que se
desconoce su función, la hipótesis más común es que servía para introducir
objetos sagrados, reliquias o cenizas como ofrendas a los difuntos. Otras
esculturas ibéricas de carácter religioso, descubiertas en otros lugares,
tienen también en su espalda un hueco.
Esta obra es una escultura que
esconde muchos misterios ya que hoy en día todavía no se sabe exactamente si el
busto representa a una diosa, a una sacerdotisa o a una dama de alto nivel
social. Se ha debatido si esta obra en
origen fue un busto o parte de una figura de pie (como la gran Dama oferente
del Cerro de los Santos) o sedente (como la Dama de Baza).
La mujer representada va
ricamente ataviada, llevando en la cabeza un tocado formado por una especie de
tiara puntiaguda cubierta por un velo y encima un tirante que une los dos
rodetes laterales que enmarcan el rostro. Su espalda y hombros se cubren con un
manto que forma pliegues en la parte de delante y deja al descubierto tres
collares con anforillas y porta-amuletos. Los pendientes que cuelgan a los
lados del rostro están formados por placas e ínfulas, y una pequeña fíbula que
cierra la túnica en el escote. Gracias a unos restos encontrados en la
escultura, se sabe que estuvo ricamente policromada con tonos rojos, azules y
amarillos y aplicaciones de láminas de oro, de los que apenas quedan restos. Esta mujer porta joyas características
de los íberos, joyas que tenían su origen en Jonia en el siglo VIII a. C. y que
después pasaron a Etruria.
Manuel Campello, descubridor de
la obra y dueño del lugar donde se encontró la escultura estaba casado con
Asunción Ibarra, hija de Aureliano Ibarra y Manzoni, un humanista del siglo XIX
que además se dedicaba a la arqueología como afición y que había ido
encontrando una gran cantidad de objetos y vestigios íberos en distintos rincones
del término municipal de Elche. Gracias a todos estos objetos y vestigios formó
una enorme y valiosa colección que heredó su hija Asunción, dejando claro en su
testamento que esta colección se ofreciera en venta a la Real Academia de la
Historia para que finalmente fuese ubicada en el Museo Arqueológico Nacional.
GALERÍA DE IMÁGENES
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Dibujo hipotético de la policromía, según Francisco Vives
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Dama de Elche, parte delantera y trasera |
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Dama de Elche junto a su descubridor Manuel Campello |
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Descubrimiento de la Dama de Elche |
Verónica Gómez
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