COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL QUITASOL
FICHA TÉCNICA
- Título: El quitasol
- Autor: Francisco de Goya y Lucientes
- Cronología: 1777
- Estilo: Costumbrismo
- Material: Óleo sobre lienzo
- Ubicación: Museo del Prado, Madrid
ANÁLISIS
ICONOGRÁFICO
Francisco
de Goya pintó este óleo que formaba parte de la serie de cartones para la Real
Fábrica de Tapices de Santa Bárbara; más concretamente, para la serie destinada
a la decoración del comedor del infante Carlos, entonces Príncipe de Asturias.
Estos cartones fueron titulados: El quitasol, El paseo por Andalucía o La maja
y los esbozados, El bebedor y La riña en la venta nueva.
Obras
como ésta, sirvió a Goya para alcanzar una gran fama en sus primeros años de
estancia en la corte real, lo que le abrió las puertas para muchos trabajos
posteriores. Para inspirarse antes de realizar esta obra, Goya observaba
atentamente a la sociedad aristocrática de su época y plasma aquello que ve,
siendo el resultado un conjunto de pinturas costumbristas que nos presentan la
cotidianeidad de la sociedad de finales del siglo XVIII.
A
mediados del siglo XIX, esta obra fue trasladada al Palacio Real de El Pardo,
donde se almacenó en el sótano del oficio de tapicería. En 1870 el cuadro
ingresa en el Museo del Prado y aparece en su catálogo por primera vez en 1876.
ANÁLISIS
FORMAL
En
esta obra, Goya representa una escena costumbrista en la que aparecen dos
figuras: una joven vestida a la francesa y un criado o “cortejo” (acompañantes
de las mujeres casadas de elevada clase social). Coloca en un primer plano a
los protagonistas, y consigue darle profundidad al paisaje mediante la silueta
del árbol a la derecha y el paisaje esquemático como fondo.
Se
piensa que la obra Vertumno y Pomona de Jean Ranc, es el antecedente al
Quitasol. Ranc fue uno de los pintores que trabajó para los primeros borbones
españoles, importando el gusto neoclásico y el colorido armonioso y elegante
para la pintura española regia. En cuanto a la composición, las líneas de
fuerza dibujan casi un triángulo equilátero en el que se enmarca la muchacha.
Esta figura geométrica expresa una gran serenidad.
El
color en este cuadro, al igual que el de todos los cartones para tapices, es
luminoso y contrastado de vivos tonos, como en el resto de los cartones. Pero
es un colorido en el que destaca el estudio lumínico. Los fuertes contrastes de
tonos en el hombro del mozo y la matizada difusión de la luz sombreada en el
rostro de la joven, están resueltos con una maestría poco común. Los tonos
cálidos empleados, como es el amarillo, otorgan una enorme alegría a la
composición, alegría reforzada por las expresiones de las dos figuras.
El
interés por la luz lo apreciamos en la sombrilla, que sirve para sombrear
diferentes zonas, haciendo que la luz solar resalte los colores en los que
incide.
Verónica Gómez
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